Ramillete n. Pequeño arreglo de flores que va en la muñeca o clavado en el hombro.
Eso es lo que dice el diccionario. REACH tiene una pequeña habitación de madera a la que llaman biblioteca con un montón de libros de autoayuda. He tenido suerte y he encontrado un diccionario, y lo primero que he hecho cuando he llegado aquí ha sido abrirlo. Estoy seguro de Kyungsoo se sorprendería si me viera. Así que ahora me pregunto cómo voy a encontrar algo decente para llevar al baile. Es igualmente frustrante conseguir uno de estos ramilletes.
Antes de que Wu inicie nuestra pequeña sesión de terapia o el que sea el nombre políticamente correcto, ellos han venido con llamarnos grupo de jodiditos esta semana, Nana y Kaname se me acercan.
– ¿Qué te ha pasado?– Kaname pregunta. – ¿Te ha atropellado un camión varias veces?
Nana, que lleva otra falda tan corta que podría ser enviada a casa por la escuela, muerde uno de los brownies que hemos traído. –Se rumorea que entraste en una de esas pandillas que luchan por el territorio. –Lo dice en voz baja, por lo que Wu no puede oírlo.
–Ambos estáis equivocados. –Me deslizo en una silla y espero que Wu no me pregunte por la pelea. Demonios, finalmente Kai ha parado de preguntarme. Le dije que parara, y le prometí que le diría si Devlin o sus chicos se ponían de nuevo en contacto conmigo.
Una vez más, no creo en las promesas. ¿Por qué la gente es tan tonta?
Cuando Keno entra tarde, me doy cuenta de inmediato que me ignora. Normalmente ni siquiera me doy cuenta, pero todo el mundo me está mirando con los ojos abiertos como si mi rostro hubiera tomado por una forma de vida extraterrestre. Me alegro de que no estuvieran conmigo el domingo. Espero un infierno mucho mejor ahora.
Wu entra en la habitación, me mira, y se va. Efectivamente, después de un minuto aparecen Kinney y Morrisey.
Morrisey me señala. –Taemin, ven con nosotros.
Ambos, Kinney y Morrisey me acompañan a una pequeña habitación de al lado. Es una habitación parecida a un consultorio médico, completamente con las cajas de los desechos de agujas colgadas en la pared. Hay una diferencia, sin embargo. Hay un inodoro en la esquina, con una pequeña cortina para dar privacidad colgando del
techo.
Morrisey me señala la cara. –Tu tutor llamó el lunes y el martes. Dijo que estuviste en una pelea. ¿Quieres decirnos algo al respecto?
–No realmente.
Kinney camina hacia adelante. –Bueno, Taemin, aquí está el taladro. Desde que te hemos visto, sospechamos que estuviste bajo influencia la semana pasada. Las peleas por lo general, vienen acompañadas con bebida y drogas. Te vamos a hacer una prueba de orina. Ves a lavarte las manos en el fregadero de allí.
Quiero hacer rodar mis ojos y decirles que conseguir patada en el culo no quiere decir que eres un drogadicto, pero sólo me encojo de hombros. –Lo que sea que sea, –digo, después de lavarme las manos.
–Sólo dadme un bote para que pueda acabar de una vez.
–Si tu resultado es positivo, estás expulsado–, dice Morrisey, mientras abre uno de los armarios y saca un bote de orina. –Ya conoces las reglas.
Cojo el bote, pero Kinney lo sostiene en su mano. –Voy a explicarte lo que tienes que hacer. Vas a tener que bajarte la ropa interior en nuestra presencia, y luego ir detrás de la cortina y orinar en el bote.
Tiro mi camisa en una de las sillas, a continuación, me bajo los pantalones. Pongo mis brazos en alto y me giro. –¿Feliz ahora?– Les pregunto. –No tengo ningún contrabando en mí.
Morrisey me entrega el bote. –Tienes cuatro minutos o menos. Y no tires de la cadena, o lo haremos de nuevo.
Voy detrás de la cortina con la copa en la mano y orino. Tengo que admitir, que es humillante tener a Morrisey y Kinney escuchándome mear, aunque esto sea rutina para ellos.
Cuando termino y me visto, me ordenan que me lave de nuevo y vuelva al grupo. No tendrán los resultados hasta mañana, así que estoy descolgado hasta entonces. Cuando entro en la habitación, todo el mundo me está mirando a excepción de Keno. Obviamente conocen la rutina y probablemente se imaginan que acabo de probarla.
–Bienvenido de nuevo–, dice Wu. –Obviamente, has tenido una semana difícil. Te hemos echado de menos.
–He estado en cama.
– ¿Quiere contarnos algo al respecto? Lo que se comparte en esta sala, se queda en esta sala. ¿Verdad, chicos?
Todo el mundo asiente con la cabeza, pero me doy cuenta de que Keno murmura en voz baja y aún así evita el contacto visual conmigo.
Él sabe algo, y tengo que averiguar qué.
El problema es que conseguir estar a solas, porque después de cada reunión sale pitando de aquí.
–Deja que hable otra persona, –le digo.
–Él está saliendo con Do Kyungsoo, –Nana interviene –Lo he visto con el brazo alrededor de él en el pasillo en la escuela. Y mi amiga Mika los vio juntos en el almuerzo y le oyó pedirle ir con él al baile de bienvenida.
Esa es la última vez que hago algo en público. – ¿Nunca pones la mente en tus cosas?– Le pregunto a Nana. –En serio, ¿no tienes nada mejor que hacer que cotillear con tus estúpidas amigas?
–Vete a la mierda, Taemin.
–Basta ya. Nana, no hables así aquí. No voy a tolerar palabrotas. Te estoy dando una advertencia. –Wu coge el bolígrafo y escribe mierda en su cuaderno. –Taemin, háblame del baile de bienvenida.
–No hay nada que contar. Voy con un chico, eso es todo.
– ¿Él es alguien especial?
Miro a Keno. Si él sabe de la tripulación de Devlin, podría darles información. ¿Wu es tan ingenua para creer que lo que se dice en las pequeñas sesiones de terapia de grupo en realidad, van a permanecer en nuestras sesiones de terapia de grupo? Tan pronto como estamos fuera de aquí, te garantizo que Nana está en su móvil compartiendo con sus estúpidas amigas cada pedacito de información que pueda exprimir de nosotros.
–Kyungsoo y yo… complicado–, le digo al grupo.
Complicado. Ese parece ser el tema de mi vida últimamente. El resto de la sesión de grupo se concentra en Shinoa, que se queja de que su padre es tan antiguo que le ha prohibido programar un viaje a Hong Kong con sus amigos para las vacaciones de invierno. Shinoa debe tener unos padres como los Do, que creen que todo el mundo debería establecer su propio camino y cometer sus propios errores (hasta que recibes una paliza, entonces, estarán sobre ti y no te dejarán solo). Son lo opuesto de los padres de Shinoa.
Cuando nos vamos, sigo a Keno al salir del edificio. –Keno–, lo llamo, pero sigue caminando. Maldigo en voz baja, a continuación, corro para ponerse a su lado antes de que se meta en su coche. – ¿Cuál es tu maldito problema?
–Ninguno. Ahora sal de mi camino.
Me quedo entre él y su coche. –Trabajas para Devlin, ¿no?
Keno mira a su derecha e izquierda, como si sospechara que alguien nos observa hablar. –Aparta el infierno lejos de mí.
–De ninguna manera, hombre. Sabes algo, lo que significa que tú y yo somos mejores amigos. Voy a montar tu culo hasta que sueltes a cualquier información que tienes de mí o Devlin.
–Eres un pendejo.
–Me han llamado cosas peores, hombre. No me pruebes.
Se ve un poco nervioso. –Metete en el coche, antes de que alguien nos vea.
–La última vez que alguien me dijo que hiciera eso, mi culo fue pateado por cinco pendejos.
–Solo hazlo. O no hablaremos.
Tengo el impulso de saltar por la ventana, pero luego me doy cuenta de que sólo el coche de Kyungsoo tiene la puerta atascada. Keno sale del complejo. Kai me está esperando en McConnell. No tengo ninguna duda de que acabará enviando la caballería a por mí, si no estoy ahí, así que le llamo.
– ¿Dónde estás?– Me pregunta mi hermano.
–Con u… amigo. – Realmente no es un amigo, pero no hay necesidad de enviarle una señal de alerta. –Te veré más tarde. –le digo, a continuación, cuelgo antes de que me pueda dar alguna mierda.
Keno no dice nada hasta que aparca en un pequeño complejo de apartamentos de la ciudad. –Sígueme–, dice, a continuación, me lleva dentro del edificio.
En el interior, saluda a su madre y hermanas en japones. Me presenta, entonces, nos dirigimos a la parte posterior de la vivienda.
Su pequeño dormitorio se siente extrañamente familiar.
Probablemente podría reconocer el dormitorio de un adolescente japones a un kilómetro de distancia. Las paredes son de color blanco cremoso y hay fotos de la familia pegadas a la pared. La bandera japonesa está pegada a la pared y las pegatinas de color blanco y rojo sobre la mesa me dan una sensación de confort, aunque sé que tengo que estar en alerta en torno a Keno. No estoy seguro de cuál es su juego.
Keno saca un paquete de cigarrillos. – ¿Quieres un cigarrillo?
–No– No es lo mío, a pesar de que he sido criado por un grupo de fumadores. Mi madre fuma, igual que Kai, hasta que empezó a salir con el rey de la belleza. Justo ahora si me ofreciera un Vicodin o dos probablemente los cogería. He estado más o menos en la cama desde la noche del domingo y mi cuerpo todavía está rígido.
Keno se encoge de hombros y lo enciende. –Morrisey te ha hecho una prueba de drogas hoy, ¿eh?
Creo que vamos a hablar de mierda antes de llegar a la verdadera razón por la que me trajo aquí. –Sí.
– ¿Crees que vas a pasar?
–No estoy preocupado. –Me inclino sobre el alféizar de la ventana y veo como el Keno se sienta en su silla de escritorio y sopla el humo.
No parece que el tipo tenga una preocupación en el mundo, y la verdad es que ahora estoy celoso.
–A Wu casi le a un infarto cuando te ha visto hoy.
–Puedes hablarme en japones, ya sabes.
–Sí, bueno, si hablo japones mi madre sabrá lo que estoy diciendo. Es mejor cuando no tiene ni idea.
Asiento con la cabeza. Siempre es mejor cuando los padres no tienen ni idea. Por desgracia, tuve que llamar a mi tío Minseok ayer y darle una mano a mano sobre lo que está pasando. Me prometió que se aseguraría de que Sehun y mi madre tuvieran protección, y que trataría de no alarmarlos innecesariamente. No estaba muy contento
conmigo por llegar a este mal estado con Devlin, pero más o menos esperaba que fuera un jodido, por lo que no estaba sorprendido.
Me dan ganas de probar que no soy totalmente inútil, pero eso no es probable que suceda. Ser un jodido es lo que mejor he hecho en toda mi vida. Es reconfortante saber que Kyungsoo y sus padres creen que todo el mundo puede hacer borrón y cuenta nueva en cualquier momento.
–Así que estás saliendo con ese chico, Kyungsoo, ¿eh?– Sopla el humo. –¿Es caliente?
–Fuma–, le digo, sabiendo que Keno no tiene idea de quién es él ya que no va al mismo instituto. Pensamientos de Kyungsoo con su camiseta NO SEAS UN WIENER, ESCALA UNA 14’ER corren por mi cabeza. Tengo que admitir, que Kyungsoo no es el tipo por el cual generalmente me siento atraído, y estoy seguro de que Keno no se sentiría atraído por él, pero últimamente no puedo pensar en nada más sexy que un chico que sabe soldar alambres y hornear estúpidas galletas imanes. Tengo que dejar de pensar en él, pero no quiero. Todavía no. Tal vez después del baile de bienvenida. Además, tengo que mantenerme cerca de él para protegerlo de los chicos de yakuza y Devlin.
Hablando de Devlin… –No más mierdas, Keno. Dime lo que sabes.
–Sé que eres parte del equipo de Devlin. Eso es todo…
– ¿Alrededor de dónde?
–Los seis puntos renegados, también conocido como R6. –Se levanta la camisa y muestra una estrella negra de seis puntas con una R grande azul en el centro de la misma.
–Estás de mierda hasta el cuello, ese. Devlin está loco, y a los R6 no les gusta como se está acercando a nuestro territorio. Los R6 controlaban las cosas por aquí hasta que Devlin lo arruinó todo. Una guerra está a punto de comenzar, y Devlin está reclutando a chicos que saben cómo luchar. Todo lo que tiene ahora es un montón de perdedores chicos bolsa que fuman tanto como lo que venden. Él necesita guerreros. Taemin, es mirarte y cualquiera puede ver que eres un guerrero, un yakuza
–Me dijo que quería que yo fuera un chico bolsa.
–No lo creo. Él quiere que seas lo que quieras, cuando quiera. Si tiene envíos de Japón, quiere que haya japoneses ligados. Él sabe que no confían en los chinos. Si quiere un soldado para librar una batalla callejera, te tiene en su bolsillo trasero.
Keno me está mirando, midiendo mi reacción a esa noticia. La cosa es que más o menos lo sabía todo a excepción de la información de los R6. Genial, he sido reclutado para una guerra de drogas que no tiene nada que ver con nada más que con dinero.
– ¿Por qué me dices esto?– Le pregunto. – ¿Qué hay de ti?
Keno se inclina hacia adelante, da una calada, y sopla el humo lentamente. Él me mira, todo serio. –Estoy fuera.
– ¿Fuera?
–Sí. Fuera. Como desaparecer, donde nadie puede encontrarme. Estoy harto de la mierda de siempre, Taemin. Demonios, tal vez la mierda REACH se hunda. Cada vez que Wu dice que está a cargo de nuestro futuro, pienso, señora, no tienes ni idea. Pero ¿y si yo tengo el control sobre mi futuro, Taemin? ¿Qué pasa si la dejo y empiezo de nuevo?
– ¿Y hacer qué?
Se ríe. –Todo lo que quiero, hombre. Mierda, tal vez podría conseguir un trabajo y de alguna manera, algún día, obtener mi GED e ir a la universidad. Tal vez me case y tenga un par de niños que no recuerden que su padre era un pandillero. Siempre he querido ser juez. Ya sabes, cambiar el sistema y hacer que funcione para que los adolescentes no terminen atrapados como yo. Lo escribí en la hoja de objetivos de Kinney de REACH. Probablemente pienses que es un objetivo estúpido ser juez después de que ser arrestado por posesión de drogas…
–No es estúpido, –digo–, interrumpiéndole. –Creo que es genial.
– ¿En serio?– Él sacude lejos del humo, y por primera vez tengo la sensación de que está envuelto en esperanza y miedo. – ¿Quieres venir conmigo? Me iré a final del mes, el día de Halloween.
–Eso es en tres semanas. –Dejar Beijing significaría deshacerme de Devlin y devolverles a mi hermano y a los Do su vida normal.
Ellos no tendrían que hacerme frente o a mi mierda. Y Kyungsoo podría seguir adelante con su vida, una vida que iba a ser sin mí de todos modos. Pronto se dará cuenta de la realidad, tengo menos que nada que ofrecerle. Lo último que necesito es verlo salir con otros chicos.
Si él vuelve con WonSik me voy a volver loco. Sería delirante pensar que esto podría ser permanente.
Asiento con la cabeza a Keno. –Tienes razón, tengo que irme. Pero tengo que volver a Japón primero y asegurarme de que mi familia está a salvo. Después de salir de aquí, es lo único que me queda.