45. Taemin

dyzSdjY

Ramillete n. Pequeño arreglo de flores que va en la muñeca o clavado en el hombro.

Eso es lo que dice el diccionario. REACH tiene una pequeña habitación de madera a la que llaman biblioteca con un montón de libros de autoayuda. He tenido suerte y he encontrado un diccionario, y lo primero que he hecho cuando he llegado aquí ha sido abrirlo. Estoy seguro de Kyungsoo se sorprendería si me viera. Así que ahora me pregunto cómo voy a encontrar algo decente para llevar al baile. Es igualmente frustrante conseguir uno de estos ramilletes.

Antes de que Wu inicie nuestra pequeña sesión de terapia o el que sea el nombre políticamente correcto, ellos han venido con llamarnos grupo de jodiditos esta semana, Nana y Kaname se me acercan.

¿Qué te ha pasado?– Kaname pregunta. – ¿Te ha atropellado un camión varias veces?

Nana, que lleva otra falda tan corta que podría ser enviada a casa por la escuela, muerde uno de los brownies que hemos traído. –Se rumorea que entraste en una de esas pandillas que luchan por el territorio. –Lo dice en voz baja, por lo que Wu no puede oírlo.

Ambos estáis equivocados. –Me deslizo en una silla y espero que Wu no me pregunte por la pelea. Demonios, finalmente Kai ha parado de preguntarme. Le dije que parara, y le prometí que le diría si Devlin o sus chicos se ponían de nuevo en contacto conmigo.

Una vez más, no creo en las promesas. ¿Por qué la gente es tan tonta?

Cuando Keno entra tarde, me doy cuenta de inmediato que me ignora. Normalmente ni siquiera me doy cuenta, pero todo el mundo me está mirando con los ojos abiertos como si mi rostro hubiera tomado por una forma de vida extraterrestre. Me alegro de que no estuvieran conmigo el domingo. Espero un infierno mucho mejor ahora.

Wu entra en la habitación, me mira, y se va. Efectivamente, después de un minuto aparecen Kinney y Morrisey.

Morrisey me señala. –Taemin, ven con nosotros.

Ambos, Kinney y Morrisey me acompañan a una pequeña habitación de al lado. Es una habitación parecida a un consultorio médico, completamente con las cajas de los desechos de agujas colgadas en la pared. Hay una diferencia, sin embargo. Hay un inodoro en la esquina, con una pequeña cortina para dar privacidad colgando del

techo.

Morrisey me señala la cara. –Tu tutor llamó el lunes y el martes. Dijo que estuviste en una pelea. ¿Quieres decirnos algo al respecto?

No realmente.

Kinney camina hacia adelante. –Bueno, Taemin, aquí está el taladro. Desde que te hemos visto, sospechamos que estuviste bajo influencia la semana pasada. Las peleas por lo general, vienen acompañadas con bebida y drogas. Te vamos a hacer una prueba de orina. Ves a lavarte las manos en el fregadero de allí.

Quiero hacer rodar mis ojos y decirles que conseguir patada en el culo no quiere decir que eres un drogadicto, pero sólo me encojo de hombros. –Lo que sea que sea, –digo, después de lavarme las manos.

Sólo dadme un bote para que pueda acabar de una vez.

Si tu resultado es positivo, estás expulsado–, dice Morrisey, mientras abre uno de los armarios y saca un bote de orina. –Ya conoces las reglas.

Cojo el bote, pero Kinney lo sostiene en su mano. –Voy a explicarte lo que tienes que hacer. Vas a tener que bajarte la ropa interior en nuestra presencia, y luego ir detrás de la cortina y orinar en el bote.

Tiro mi camisa en una de las sillas, a continuación, me bajo los pantalones. Pongo mis brazos en alto y me giro. –¿Feliz ahora?– Les pregunto. –No tengo ningún contrabando en mí.

Morrisey me entrega el bote. –Tienes cuatro minutos o menos. Y no tires de la cadena, o lo haremos de nuevo.

Voy detrás de la cortina con la copa en la mano y orino. Tengo que admitir, que es humillante tener a Morrisey y Kinney escuchándome mear, aunque esto sea rutina para ellos.

Cuando termino y me visto, me ordenan que me lave de nuevo y vuelva al grupo. No tendrán los resultados hasta mañana, así que estoy descolgado hasta entonces. Cuando entro en la habitación, todo el mundo me está mirando a excepción de Keno. Obviamente conocen la rutina y probablemente se imaginan que acabo de probarla.

Bienvenido de nuevo–, dice Wu. –Obviamente, has tenido una semana difícil. Te hemos echado de menos.

He estado en cama.

¿Quiere contarnos algo al respecto? Lo que se comparte en esta sala, se queda en esta sala. ¿Verdad, chicos?

Todo el mundo asiente con la cabeza, pero me doy cuenta de que Keno murmura en voz baja y aún así evita el contacto visual conmigo.

Él sabe algo, y tengo que averiguar qué.

El problema es que conseguir estar a solas, porque después de cada reunión sale pitando de aquí.

Deja que hable otra persona, –le digo.

Él está saliendo con Do Kyungsoo, –Nana interviene –Lo he visto con el brazo alrededor de él en el pasillo en la escuela. Y mi amiga Mika los vio juntos en el almuerzo y le oyó pedirle ir con él al baile de bienvenida.

Esa es la última vez que hago algo en público. – ¿Nunca pones la mente en tus cosas?– Le pregunto a Nana. –En serio, ¿no tienes nada mejor que hacer que cotillear con tus estúpidas amigas?

Vete a la mierda, Taemin.

Basta ya. Nana, no hables así aquí. No voy a tolerar palabrotas. Te estoy dando una advertencia. –Wu coge el bolígrafo y escribe mierda en su cuaderno. –Taemin, háblame del baile de bienvenida.

No hay nada que contar. Voy con un chico, eso es todo.

¿Él es alguien especial?

Miro a Keno. Si él sabe de la tripulación de Devlin, podría darles información. ¿Wu es tan ingenua para creer que lo que se dice en las pequeñas sesiones de terapia de grupo en realidad, van a permanecer en nuestras sesiones de terapia de grupo? Tan pronto como estamos fuera de aquí, te garantizo que Nana está en su móvil compartiendo con sus estúpidas amigas cada pedacito de información que pueda exprimir de nosotros.

Kyungsoo y yo… complicado–, le digo al grupo.

Complicado. Ese parece ser el tema de mi vida últimamente. El resto de la sesión de grupo se concentra en Shinoa, que se queja de que su padre es tan antiguo que le ha prohibido programar un viaje a Hong Kong con sus amigos para las vacaciones de invierno. Shinoa debe tener unos padres como los Do, que creen que todo el mundo debería establecer su propio camino y cometer sus propios errores (hasta que recibes una paliza, entonces, estarán sobre ti y no te dejarán solo). Son lo opuesto de los padres de Shinoa.

Cuando nos vamos, sigo a Keno al salir del edificio. –Keno–, lo llamo, pero sigue caminando. Maldigo en voz baja, a continuación, corro para ponerse a su lado antes de que se meta en su coche. – ¿Cuál es tu maldito problema?

Ninguno. Ahora sal de mi camino.

Me quedo entre él y su coche. –Trabajas para Devlin, ¿no?

Keno mira a su derecha e izquierda, como si sospechara que alguien nos observa hablar. –Aparta el infierno lejos de mí.

De ninguna manera, hombre. Sabes algo, lo que significa que tú y yo somos mejores amigos. Voy a montar tu culo hasta que sueltes a cualquier información que tienes de mí o Devlin.

Eres un pendejo.

Me han llamado cosas peores, hombre. No me pruebes.

Se ve un poco nervioso. –Metete en el coche, antes de que alguien nos vea.

La última vez que alguien me dijo que hiciera eso, mi culo fue pateado por cinco pendejos.

Solo hazlo. O no hablaremos.

Tengo el impulso de saltar por la ventana, pero luego me doy cuenta de que sólo el coche de Kyungsoo tiene la puerta atascada. Keno sale del complejo. Kai me está esperando en McConnell. No tengo ninguna duda de que acabará enviando la caballería a por mí, si no estoy ahí, así que le llamo.

¿Dónde estás?– Me pregunta mi hermano.

Con u… amigo. – Realmente no es un amigo, pero no hay necesidad de enviarle una señal de alerta. –Te veré más tarde. –le digo, a continuación, cuelgo antes de que me pueda dar alguna mierda.

Keno no dice nada hasta que aparca en un pequeño complejo de apartamentos de la ciudad. –Sígueme–, dice, a continuación, me lleva dentro del edificio.

En el interior, saluda a su madre y hermanas en japones. Me presenta, entonces, nos dirigimos a la parte posterior de la vivienda.

Su pequeño dormitorio se siente extrañamente familiar.

Probablemente podría reconocer el dormitorio de un adolescente japones a un kilómetro de distancia. Las paredes son de color blanco cremoso y hay fotos de la familia pegadas a la pared. La bandera japonesa está pegada a la pared y las pegatinas de color blanco y rojo sobre la mesa me dan una sensación de confort, aunque sé que tengo que estar en alerta en torno a Keno. No estoy seguro de cuál es su juego.

Keno saca un paquete de cigarrillos. – ¿Quieres un cigarrillo?

No– No es lo mío, a pesar de que he sido criado por un grupo de fumadores. Mi madre fuma, igual que Kai, hasta que empezó a salir con el rey de la belleza. Justo ahora si me ofreciera un Vicodin o dos probablemente los cogería. He estado más o menos en la cama desde la noche del domingo y mi cuerpo todavía está rígido.

Keno se encoge de hombros y lo enciende. –Morrisey te ha hecho una prueba de drogas hoy, ¿eh?

Creo que vamos a hablar de mierda antes de llegar a la verdadera razón por la que me trajo aquí. –Sí.

¿Crees que vas a pasar?

No estoy preocupado. –Me inclino sobre el alféizar de la ventana y veo como el Keno se sienta en su silla de escritorio y sopla el humo.

No parece que el tipo tenga una preocupación en el mundo, y la verdad es que ahora estoy celoso.

A Wu casi le a un infarto cuando te ha visto hoy.

Puedes hablarme en japones, ya sabes.

Sí, bueno, si hablo japones mi madre sabrá lo que estoy diciendo. Es mejor cuando no tiene ni idea.

Asiento con la cabeza. Siempre es mejor cuando los padres no tienen ni idea. Por desgracia, tuve que llamar a mi tío Minseok ayer y darle una mano a mano sobre lo que está pasando. Me prometió que se aseguraría de que Sehun y mi madre tuvieran protección, y que trataría de no alarmarlos innecesariamente. No estaba muy contento

conmigo por llegar a este mal estado con Devlin, pero más o menos esperaba que fuera un jodido, por lo que no estaba sorprendido.

Me dan ganas de probar que no soy totalmente inútil, pero eso no es probable que suceda. Ser un jodido es lo que mejor he hecho en toda mi vida. Es reconfortante saber que Kyungsoo y sus padres creen que todo el mundo puede hacer borrón y cuenta nueva en cualquier momento.

Así que estás saliendo con ese chico, Kyungsoo, ¿eh?– Sopla el humo. –¿Es caliente?

Fuma–, le digo, sabiendo que Keno no tiene idea de quién es él ya que no va al mismo instituto. Pensamientos de Kyungsoo con su camiseta NO SEAS UN WIENER, ESCALA UNA 14’ER corren por mi cabeza. Tengo que admitir, que Kyungsoo no es el tipo por el cual generalmente me siento atraído, y estoy seguro de que Keno no se sentiría atraído por él, pero últimamente no puedo pensar en nada más sexy que un chico que sabe soldar alambres y hornear estúpidas galletas imanes. Tengo que dejar de pensar en él, pero no quiero. Todavía no. Tal vez después del baile de bienvenida. Además, tengo que mantenerme cerca de él para protegerlo de los chicos de yakuza y Devlin.

Hablando de Devlin… –No más mierdas, Keno. Dime lo que sabes.

Sé que eres parte del equipo de Devlin. Eso es todo…

¿Alrededor de dónde?

Los seis puntos renegados, también conocido como R6. –Se levanta la camisa y muestra una estrella negra de seis puntas con una R grande azul en el centro de la misma.

Estás de mierda hasta el cuello, ese. Devlin está loco, y a los R6 no les gusta como se está acercando a nuestro territorio. Los R6 controlaban las cosas por aquí hasta que Devlin lo arruinó todo. Una guerra está a punto de comenzar, y Devlin está reclutando a chicos que saben cómo luchar. Todo lo que tiene ahora es un montón de perdedores chicos bolsa que fuman tanto como lo que venden. Él necesita guerreros. Taemin, es mirarte y cualquiera puede ver que eres un guerrero, un yakuza

Me dijo que quería que yo fuera un chico bolsa.

No lo creo. Él quiere que seas lo que quieras, cuando quiera. Si tiene envíos de Japón, quiere que haya japoneses ligados. Él sabe que no confían en los chinos. Si quiere un soldado para librar una batalla callejera, te tiene en su bolsillo trasero.

Keno me está mirando, midiendo mi reacción a esa noticia. La cosa es que más o menos lo sabía todo a excepción de la información de los R6. Genial, he sido reclutado para una guerra de drogas que no tiene nada que ver con nada más que con dinero.

¿Por qué me dices esto?– Le pregunto. – ¿Qué hay de ti?

Keno se inclina hacia adelante, da una calada, y sopla el humo lentamente. Él me mira, todo serio. –Estoy fuera.

¿Fuera?

. Fuera. Como desaparecer, donde nadie puede encontrarme. Estoy harto de la mierda de siempre, Taemin. Demonios, tal vez la mierda REACH se hunda. Cada vez que Wu dice que está a cargo de nuestro futuro, pienso, señora, no tienes ni idea. Pero ¿y si yo tengo el control sobre mi futuro, Taemin? ¿Qué pasa si la dejo y empiezo de nuevo?

¿Y hacer qué?

Se ríe. –Todo lo que quiero, hombre. Mierda, tal vez podría conseguir un trabajo y de alguna manera, algún día, obtener mi GED e ir a la universidad. Tal vez me case y tenga un par de niños que no recuerden que su padre era un pandillero. Siempre he querido ser juez. Ya sabes, cambiar el sistema y hacer que funcione para que los adolescentes no terminen atrapados como yo. Lo escribí en la hoja de objetivos de Kinney de REACH. Probablemente pienses que es un objetivo estúpido ser juez después de que ser arrestado por posesión de drogas…

No es estúpido, –digo–, interrumpiéndole. –Creo que es genial.

¿En serio?– Él sacude lejos del humo, y por primera vez tengo la sensación de que está envuelto en esperanza y miedo. – ¿Quieres venir conmigo? Me iré a final del mes, el día de Halloween.

Eso es en tres semanas. –Dejar Beijing significaría deshacerme de Devlin y devolverles a mi hermano y a los Do su vida normal.

Ellos no tendrían que hacerme frente o a mi mierda. Y Kyungsoo podría seguir adelante con su vida, una vida que iba a ser sin mí de todos modos. Pronto se dará cuenta de la realidad, tengo menos que nada que ofrecerle. Lo último que necesito es verlo salir con otros chicos.

Si él vuelve con WonSik me voy a volver loco. Sería delirante pensar que esto podría ser permanente.

Asiento con la cabeza a Keno. –Tienes razón, tengo que irme. Pero tengo que volver a Japón primero y asegurarme de que mi familia está a salvo. Después de salir de aquí, es lo único que me queda.

44. Kyungsoo

iQiXiAm

El miércoles, Taemin insiste en ir a la escuela. Dice que se siente mejor, aunque puedo decir que se mueve más lento que de costumbre y se encuentra todavía dolorido. Tiene un ojo negro y los labios todavía hinchados, pero sólo le hace parecer más y más bruto.

La mayoría de los estudiantes del instituto lo miran y lo señalan a medida que caminamos por los pasillos. Cada vez que Taemin ve a alguien mirando, pone su brazo a mí alrededor. Jugar el papel de su novio no es divertido cuando todo lo estamos haciendo porque nos están mirando. Pero estamos juntos, y me alimento de su fuerza en la cara de todos los chismes.

Durante el almuerzo, estoy sentado  con Hongbin cuando Taemin se acerca a nosotros. –Eww–, dice Hongbin. –Mis ojos están casi lagrimeando por mirar tu ojo malo. Haznos un favor a todos y usa una máscara o algo así. O véndate los ojos.

Antes de que pueda patear a Hongbin por debajo de la mesa, Taemin toma la parte posterior de la silla de Hongbin y la inclina hacia él. – Lárgate, hijo de puta.

–Es Hongbin, –dice Hongbin, deslizándose por la silla, pero haciendo todo lo posible por aguantar.

–Lo que sea. Tengo que hablar con Kyungsoo, solo.

–Detened la lucha, los dos, –les digo. –Taemin, no puedes decirle a Hongbin que se vaya.

– ¿Ni siquiera si voy a pedir ir al baile de bienvenida?

Me muerdo el labio inferior. Definitivamente no es serio. No puede ser. No hay manera de que me pueda llevar al baile de bienvenida, cuando hace tres días apenas podía moverse. Lo veo luchar contra el impulso de hacer una mueca de dolor cada vez que tiene que doblarse para coger libros de su armario o sentarse en una silla. Me dijo el médico que debía moverse para que no se entumeciera, pero no es superhumano, aunque creo que lo quiere ser.

Hongbin señala el suelo. – ¿Te vas a poner de rodillas? Porque todo el mundo os está mirando. Podría tomar una foto con el móvil y remitirla a la comisión del anuario.

–Hongbin–, digo, mirando a mi mejor amigo. –Lárgate.

–Está bien, está bien. Voy a ir a comer con Jung Taek Woon. Quién sabe, tal vez esté inspirado por Taemin y reúna el valor suficiente para pedirle que vaya al baile de bienvenida conmigo.

Taemin niega con la cabeza. –No puedo creer que pensara que salías con él. –Cuando Hongbin se ha ido, Taemin detiene en una silla junto a mí. Me doy cuenta de que aguanta la respiración mientras se inclina para sentarse. Está haciendo un buen trabajo tratando de ocultar su dolor, y no creo que nadie más lo note. Pero yo lo hago. Busca en su bolsillo y saca un billete para el baile de bienvenida. – ¿Quieres venir al baile de bienvenida conmigo?

Se centra sólo en mí, sin importarle quién pueda o no estar observándonos. Yo, en cambio, siento todos los ojos en mí como si fueran dardos. – ¿Por qué me lo pides ahora, en medio del almuerzo?

–He comprado el billete hace cinco minutos. Digamos que estaba ansioso por asegurarme de que todavía ibas a ir conmigo.

Desde que le han dado la paliza, ha estado muy vulnerable e inseguro. Me pone nervioso, porque nunca sé si va a terminar hasta que me empuja de nuevo. Puedo acostumbrarme a este Taemin, el que no tiene miedo de decirme lo mucho que quiere estar conmigo.

Pero también me hace emocionarme, y cuanto más emocionado estoy, más difícil es controlar mi tartamudez. –Difícilmente te puedes m-m-mover, Taemin. N-n-no tienes que hacer esto.

–Quiero hacerlo. –Se encoge de hombros. –Además, no puedo esperar a verte con un estilo distinto de ropa.

– ¿Tú q-q-qué vas a llevar?– Le pregunto. – ¿Traje y corbata?

Se mete el billete en el bolsillo. –Estaba pensando más en unos pantalones vaqueros y una camiseta.

¿Vaqueros? ¿Camiseta? Además de ser totalmente inapropiado para el baile de bienvenida… –No vamos a pegar. No te podré enganchar una flor de ojal  en una camiseta.

– ¿Flor de ojal? ¿Qué diablos es eso, y por qué iba yo a querer que me la pusieras?

–Búscalo en el diccionario, –le digo.

–Mientras estás en ello, amigo, –Hongbin dice mientras se arrastra por detrás de Taemin, –es posible que desees buscar la palabra ‘ramillete’.

43. Taemin

Me aferro a Kyungsoo, sintiendo una necesidad desesperada por protegerlo. Si sólo pudiera moverme sin sentirme como una mierda, no me adormecería con sus dedos acariciando mi brazo. Mientras le doy la bienvenida a dormir, no quiero a Kyungsoo fuera de mi vista.

Kurazawa podría hacerle daño, y no puedo dejar que eso suceda.

Mientras Kyungsoo esté seguro, está bien. Tengo que advertir a Sehun y mamá, también. Sólo necesito dormir fuera de este dolor… durante unos minutos. Los dedos de Kyungsoo trazando líneas arriba y abajo en mi brazo están calmando la agudeza del dolor. Cierro los ojos. Si me quedo dormido por unos minutos, está bien.

El sonido de la puerta chirriando me hace abrir los ojos. De repente me doy cuenta de que Kyungsoo ya no está sentado a mi lado. No es que realmente esperara que él me mirara mientras yo duermo. Intento incorporarme, pero tengo tan condenadamente rígidos todos los huesos, músculos y articulaciones de mi cuerpo que está protestando. Me doy por vencido, me quedo de lado, debajo de la manta, con la esperanza de que entre Kyungsoo en la habitación y no sus padres… o peor aún, Yoogeun. Si el niño salta sobre mí, el resultado podría ser feo.

Cierro los ojos. –Kyungsoo?

–Sí.

–Por favor, dime que estás solo.

–No puedo.

Maldita sea. Hundo mi cabeza más profundamente en la almohada en un débil intento de ocultar la evidencia en mi cara.

–Taemin, dime qué está pasando. Ahora, – demanda Do con voz cortada, como muy militar. Por lo general, es tan relajado y tranquilo… sin embargo, ahora no.

–Me golpearon, –le digo. –Voy a estar bien en un par de días.

– ¿Puedes caminar?

–Sí, pero por favor no me hagas probarlo ahora mismo. Tal vez más tarde. Tal vez mañana.

Do aparta las sabanas y maldice. No conocía al chico que tenía en él.

–Me gustaría que no hubieras hecho eso, –le digo. No llevo camisa, y está viendo la evidencia de primera mano. Miro hacia Kyungsoo, de pie junto a la cama. –Me has traicionado. Te he dicho que no se lo dijeras.

–Necesitas ayuda–, dice él. –No puedes hacer esto solo.

Do se agacha para quedar cara a cara conmigo. –Vamos al hospital.

–No es una posibilidad–, le digo.

Oigo más pasos en la habitación. – ¿Cómo está?– Pregunta mi hermano.

– ¿Has llamado a la caballería al completo, o sólo a la mitad de ella?– Le pregunto a Kyungsoo.

Mi hermano me mira y sacude la cabeza. Se frota la cara, llena de frustración, ira y responsabilidad. No es culpa suya, es mía.

Si tenía opción o no, me metí en esto y voy a salir. Ahora mismo me gustaría que todos me dejaran solo, porque no quiero hablar de que estuve involucrado en una pelea y por qué sucedió en el primer lugar.

–Estoy bien. O por lo menos voy a estarlo–, le digo.

El profesor, con una expresión preocupada en la cara, te haría pensar que está molesto por su propio hijo, le dice a Kai, –No quiere ir al hospital.

–No puede–, Kai le dice.

–Eso es una locura, Kai. ¿Qué tipo de gente no va al hospital cuando necesita atención médica?

–Nuestro tipo, –le digo.

–No me gusta. No me gusta lo más mínimo. No podemos sentarnos aquí y no hacer nada. Míralo, Kai. Está prácticamente en posición fetal. Tenemos que hacer algo. –Oigo el ritmo de Do de ir y volver por la alfombra. –Está bien. Tengo un amigo, Yoochun, que es médico. Puedo llamarlo y ver si viene y echa un vistazo a las lesiones de Taemin–. Do se arrodilla ante mí. –Pero si dice que tienes que ir al hospital–, dice, moviendo su dedo sobre mí, –vas, aunque tenga que sacarte de la casa gritando y pataleando.

Hablando de patadas y gritando… – ¿Dónde está Yoogeun?– Le pregunto. No quiero que el chico me vea hasta que baje la hinchazón.

–Después de que Kyungsoo nos dijera lo que estaba pasando, Jian lo llevó a la casa de su madre. Se quedará allí durante unos días.

Su vida entera está sumida en el caos por mi culpa. Ya es bastante malo que esté comiendo su comida y ocupando espacio en su casa.

Ahora su niño está desterrado porque estoy un jodido. –Lo siento– le digo.

–No te preocupes por eso. Kyungsoo, yo voy a llamar a Yoochun. ¿Por qué no les damos a Taemin y a su hermano un poco de intimidad? –Oh, infiernos. Eso es lo último que quiero.

Cuando la puerta se cierra,  Kai está por encima de la cama. –Te ves como una mierda, hermano.

–Gracias. –Miro a sus ojos inyectados en sangre y me pregunto si lloró cuando se enteró de que fui golpeado. En realidad nunca he visto llorar a Kai en persona, aunque hemos pasado por momentos difíciles. –Tú también.

–Fueron los chicos de Devlin, ¿eh? Kyungsoo me ha dicho que dijiste que fue el Diablo.

–Ellos son los que me sabotearon en la escuela. Anoche me asaltaron en contra de mi voluntad. Me dijeron que soy un Devlin ahora.

–Eso es mentira.

A pesar de que me duele al moverme, no puedo evitar dejar salir una risa corta. –Que se lo digan a Devlin. –Pensándolo bien… –Estoy bromeando. Mantente lo más lejos posible de Devlin. Tú estás fuera de todo esto. Que siga siendo así. Lo digo en serio.

Empiezo a levantarme para poder asegurarme de Kai me está escuchando. Él es mi hermano, mi sangre. Me molesta la mayor parte del tiempo, pero a fin de cuentas quiero verlo graduarse en la universidad y tener unos cuantos mini-Kais y mini-Lu Hans molestos corriendo en el futuro.

Esta cosa con Devlin… Simplemente no puede garantizar que pueda salir de ella. Me estremezco y contengo la respiración mientras lucho para sentarme, deseando poder aspirar y pretender que no estoy dolorido. No me gusta la sensación de debilidad y que todo el mundo me vea debatiéndome.

Kai tose un par de veces, y luego se aleja para que no tener que verme debatirme más. –No puedo creer que esto está sucediendo de nuevo. –Se aclara la garganta, y luego se vuelve hacia mí. – ¿Qué te dijo Devlin? Tiene que quererte, por alguna razón específica.

Cuanto más sepa, más profundo va a entrar en este lío. No puedo permitir que eso suceda. –Voy a averiguarlo.

–El infierno que lo harás. No me voy de aquí hasta que me digas todo lo que sepas.

–Supongo que vas a estar aquí un tiempo. Mejor ponte cómodo.

Do golpea y vuelve a entrar –He llamado a mi amigo Yoochun. Está de camino.

La Sra. D. se nos une un segundo más tarde, con una bandeja en la mano. –¡Ah, pobre!–, dice ella, inmediatamente deja la bandeja y se precipita hacia mí. Me examina el labio roto y las magulladuras. – ¿Cómo sucedió esto?

–No quieras más detalles, Sra. D.

–No me gustan las peleas. No resuelven nada. –Se pone la bandeja en el regazo. –Es sopa de pollo–, explica. –Mi abuela me decía que lo cura todo.

No tengo hambre, pero la señora D. está tan orgulloso de la sopa de pollo que tomaré una cucharada sólo para conseguir que deje de mirarme tan ansiosamente.

– ¿Y qué?–, Pregunta.

Sorprendentemente, el caldo caliente, salado con fideos me entra fácilmente. –Es fantástico–, le digo.

Todos me miran como madres gallinas. Estaba bien con Kyungsoo, pero estoy vulnerable ahora y no quiero nadie más alrededor. Bueno, además de Kyungsoo.

¿Dónde está?

Cuando el médico llega, pasa una media hora repasando todas mis heridas. – ¿De verdad te metiste en una pelea?, Taemin. –Se gira hacia

Do. –Soohyun, va a estar bien. No hay conmoción cerebral, no tiene contusiones profundas. Tiene las costillas magulladas. No puedo estar seguro de que no tenga hemorragias internas, pero su color es bueno. Mantenlo en casa de la escuela por un par de días y debería empezar a sentirse mejor. Estaré de vuelta el miércoles para ver cómo está.

Después de que todos bajan para la cena, Kyungsoo se desliza de nuevo en mi habitación y se sitúa en el borde de la cama, mirándome. –No lo siento, les dije lo que le pasó. No eres tan invencible como creías. Y otra cosa. . . –Él se inclina por lo que queda cara a cara conmigo. – Ahora que sé que vas a estar bien, he decidido no tener simpatía por ti. Si se trataba de drogas, es mejor que lo confieses. Sé que el dinero en el sobre que está en la funda de almohada no viene de la venta de mis galletas imán.

–Me gustabas más cuando eras simpático–, le digo. –Y te das demasiado crédito. Yo no podía regalar tus malditas galletas, y mucho menos venderlas. Y no estoy vendiendo drogas.

–Dime dónde tienes el dinero.

–Es complicado.

Él pone ojos. –Todo contigo es complicado, Taemin. Quiero ayudarte.

–Acabas de decir que no vas a tener simpatía. ¿Por qué me ayudas entonces?

–Eres egoísta, de verdad. No puedo soportar ver a mi novio falso dolorido.

– ¿Así que esto es acerca de ti, no de mí?– Le pregunto, divertido.

–Sí. Y para que lo sepas, has arruinado el baile de bienvenida para mí.

– ¿Cómo?

–Si no has notado los carteles alrededor de la escuela, es el próximo fin de semana. Si no puedes caminar, no hay manera de que seas capaz de bailar la noche del sábado.

42. Kyungsoo

snNMNE4

Mi corazón late violentamente por el miedo y el shock cuando Taemin se mueve más allá de mí y se inclina sobre el fregadero.

–Cierra la puerta–, dice, gimiendo de dolor mientras escupe sangre en el fregadero. –No quiero que tus padres me vean.

Cierro la puerta y corro con él. – ¿Qué ha pasado?

–Me han pateado el culo.

–Eso es obvio. –Cojo una toalla azul marino del armario y la humedezco en el fregadero. – ¿Quién?

–No quieres saberlo. –Se enjuaga la boca, a continuación, se mira en el espejo. Su labio está cortado y sangrando aún, y su ojo izquierdo está hinchado. Por la forma en que está apoyado en el lavabo me puedo imaginar cómo se siente el resto de él.

–Creo que tienes que ir al hospital, –le digo. –Y llamar a la policía.

Se vuelve hacia mí y se estremece, el movimiento, obviamente es doloroso. –Ningún hospital. Ni policía–, dice, gimiendo con cada palabra. –Estaré mejor por la mañana.

–No lo creo. –Cuando se estremece de nuevo, siento su dolor como si fuera mío. –Siéntate, –le digo, señalando el borde de la bañera. –Te ayudaré.

Taemin realmente debe estar drenado emocionalmente y físicamente, porque se sienta en el borde de la bañera y se queda quieto mientras mojo la toalla de nuevo y limpio la sangre de esos labios que la noche anterior me estaban sonriendo cuando le di un beso. No están sonriendo ahora.

Con mucho cuidado golpeo ligeramente los cortes abiertos, dolorosamente consciente de lo cerca que estamos. Él aquieta mi mano mientras muevo la toalla por su cara hinchada. –Gracias–, dice mientras miro sus ojos tristes.

Tengo que romper la intensidad de su mirada, por lo que mojo la toalla en el fregadero, y la escurro. –Sólo espero que el otro chico esté peor.

Él deja escapar una pequeña risa. –Hubo cinco chicos. Todos ellos se ven mejor que yo, aunque di lo mío por un rato. Deberías estar orgulloso.

–Lo dudo. ¿Empezaste tú?

–No me acuerdo.

¿Cinco chicos? Tengo miedo de pedir más detalles, porque sólo de ver sus heridas se me está revolviendo el estómago. Pero quiero saber qué pasó con él. Hay un sobre apoyado en el fregadero. Lo recojo y observo el dinero que asoma por la parte superior. Billetes de cien yuanes. Un montón de ellos. Le enseño el sobre a Taemin. –

¿Es tuyo?– Pido provisionalmente.

–Algo así.

Un millón de diferentes escenarios sobre cómo ha conseguido el dinero Taemin empiezan a nadar en mi cabeza. Ninguno de ellos es bueno, pero ahora no es el momento de taladrarle acerca de cómo o por qué está llevando tanto dinero. Está herido, y voy a tener que insistir en llevarlo al hospital.

Pongo un dedo delante de mí. –Sigue el dedo con los ojos. Quiero asegurarme de que no tienes una conmoción cerebral.

Presto mucha atención a sus pupilas cuando siguen mi dedo en movimiento. Él parece estar bien, pero sigue mis órdenes sin ningún argumento, y eso me asusta. Me sentiría mucho mejor si fuera chequeado por un profesional.

–Quítate la camisa–, le digo. Busco en mi botiquín el Tylenol.

– ¿Por qué, quieres pasar el rato otra vez?

–No es divertido, Taemin.

–Tienes razón. Pero te aviso. Si levanto mi brazo sobre la cabeza me puedo desmayar. El costado me está matando.

Sabiendo que su camisa ya está rota y arruinada, saco las tijeras de uno de los cajones de baño y corto una línea en el frente.

–Después de que hayas terminado, ¿puedo devolverte el favor?–, Bromea.

Estoy tratando de actuar como si fuéramos sólo amigos, pero sigue tirándome bolas curvas y me está confundiendo. –Pensaba que no querías involucrarte.

–No lo hago. Quiero adormecer el dolor, y me imagino que verte desnudo ahora podría ayudar.

–Aquí –le digo, empujando Tylenol y un vaso lleno de agua en su mano.

– ¿Tienes algo más fuerte?

–No, pero estoy segura de que si dejas que te lleve al hospital te darán algo más fuerte.

Sin responder, le echa la cabeza hacia atrás y se traga las pastillas.

Retiro la camisa cortada y trato de no suspirar de nuevo cuando examino sus heridas. Me doy cuenta de algunas cicatrices antiguas en su cuerpo, pero el daño hecho hoy a la espalda y el pecho es francamente desagradable.

–He estado en peleas antes–, dice como si eso supusiera hacerme sentir mejor.

–Tal vez deberías evitarlo por completo–, le sugiero cuando froto suavemente por la espalda y el pecho. –Tienes cortes y contusiones en la espalda–, le digo. La visión de cada marca me da ganas de llorar por él.

–Ya lo sé. Puedo sentir cada uno.

Cuando he terminado de limpiar de toda la sangre, me retiro. Trata de sonreír, pero sus labios están tan hinchados que la sonrisa es desigual. – ¿Me veo mejor?

Sacudo la cabeza. –No puedes ocultar esta parte a mis padres, ya sabes. Una mirada y que van a hacer preguntas.

–No quiero pensar en eso. Ahora no, por lo menos. –Él se levanta, se agarra el estómago, y gruñe de dolor. –Me voy a la cama. Comprueba por la mañana si todavía estoy vivo. –Taemin coge la camiseta y el sobre antes de dirigirse a su habitación, luego se derrumba en la cama. Cuando mira hacia arriba y se da cuenta de que lo he seguido, dice, – ¿Te he dado gracias?

–Un par de veces.

–Bien. Porque lo he dicho en serio y yo casi nunca lo digo.

Le pongo las sábanas por encima de su cuerpo dolorido. –Ya lo sé.

Empiezo a salir de la habitación, pero lo oigo en pánico y su dificultad para respirar sufran. Él llega a mí. –No te vayas. Por favor.

Me siento a su lado en la cama, preguntándome si tiene miedo de ser abandonado. Él pone su brazo alrededor de mi muslo y apoya su frente en mi rodilla.

–Tengo que protegerte–, dice en voz baja.

– ¿De quién?

El Diablo.

– ¿El Diablo? ¿Quién es? –Le pregunto.

–Es complicado.

¿Qué significa eso? –Trata de descansar–, le digo.

–No puedo. Me duele todo el cuerpo.

-Ya lo sé. –Le froto suavemente el brazo que cuelga a mi alrededor hasta que su respiración es lenta. –Me gustaría poder ayudarte–, le susurro.

–Lo haces–, murmura contra mi rodilla. –Simplemente no me dejes, ¿de acuerdo? Todo el mundo me deja.

Tan pronto como puedo salir a hurtadillas de su habitación, me voy a llamar a Kai y le cuento a él y a mi padre lo que ha pasado. Me imagino que Taemin no me estará agradecido. Lo más probable es que esté francamente molesto.

41. Taemin

287446308

Cuando estoy lo suficientemente lejos de la tienda de té, saco el móvil que me dio Lu Han. Golpeo el número de Devlin y espero.

Tan pronto como oigo que lo cogen, digo: –Kim Taemin. Querías mi atención, la tienes.

–¡Ah, Señor Kim! estaba esperando que te pusieras en contacto conmigo –, dice una voz suave desde el otro extremo de la línea.

Tiene que ser Devlin.

– ¿Qué quieres de mí?– Le pregunto, haciéndole saber de inmediato que no estoy jodiendo.

–Sólo quiero hablar.

Sigo caminando cuando hablo porque tengo un sentimiento loco sobre que el hombre tiene gente siguiéndome. – ¿No podrías haberlo hecho sin tener a Mir me colocara?

–Necesitaba llamar tu atención, Kim. Pero ahora que la tengo, es hora de que nos encontremos.

Mi cuerpo se tensa. Quiera conocer a Devlin o no, va a suceder. – ¿Cuándo?

– ¿Qué tal ahora?

– ¿Tienes a tíos siguiéndome?– Le pregunto, aunque sé la respuesta antes de preguntar.

–Por supuesto, Kim. Soy un hombre de negocios, y tú eres mi nuevo aprendiz. Tengo que mantener mis ojos en ti.

–No he aceptado hacer mierda para ti, –le digo.

–No, pero lo harás. Me han dicho que tienes lo que se necesita.

– ¿Quién?

–Digamos que me dijo un pequeño Yakuza. Basta de hablar. Cuando veas uno de mis chicos conducir, entra.

– ¿Cómo sé que es uno de tus chicos?– Le pregunto.

Devlin se ríe. –Lo sabrás.

El teléfono muere. Unos minutos más tarde, un vehículo negro con vidrios polarizados para justo delante de mí. Respiro profundamente cuando se abre la puerta.

Estoy listo para enfrentar lo que está más allá. No importa lo que cada uno de mi familia piense, este es mi destino.

Me deslizo en el asiento de atrás y reconozco a Kurazawa Yamato sentado a mi lado, un Yakuza que de los altos que siempre hablaba, pero rara vez lo veías. Asiento con la cabeza y me pregunto qué está haciendo con Wes Devlin. Conozco algunos chicos considerados híbridos y que están en afiliaciones de pandillas, pero nunca había visto en realidad a nadie tan alto en una organización salirse con la suya.

–Cuánto tiempo sin verte–, dice Kurazawa. Delante hay dos hombres  que se ven como dos culturistas o al menos entrenados para patear culos. Definitivamente están aquí para proteger a alguien, y ese alguien definitivamente no soy yo.

– ¿Dónde está Devlin?– Le pregunto.

–Vas a reunirte con él muy pronto.

Miro por la ventana para ver si puedo decir a dónde nos dirigimos, pero no sirve de nada. Estoy totalmente perdido y a merced de estos tres chicos. Me pregunto qué haría Kyungsoo si supiera que estoy en un coche con un grupo de matones. Probablemente me diría que no debería haber subido en el coche en el primer lugar. No voy a bajar mi guardia ni durante un minuto, eso es seguro.

Pensando en dejar que mi guardia me haga pensar en Kyungsoo. En como lo tuve ayer por la noche entre mis brazos y sentir su suave piel bajo mis dedos, estoy totalmente perdiendo el control. Demonios, estaba listo para cualquier cosa que tuviera que ofrecerme sin importar las consecuencias.

–Estamos aquí–, dice Yamato, sacándome fuera de mis pensamientos de Kyungsoo y de lo que podría haber sido.

–Aquí– es una casa grande con un muro de cemento que la rodea.

Estamos circulando. Yamato me dirige a través de la puerta principal y me lleva a una oficina lo suficientemente grande como para intimidar a cualquier director general corporativo.

El chico rubio sentado detrás de un escritorio de madera oscura es, obviamente, Devlin. Lleva un traje oscuro con corbata azul claro que coincide con sus ojos. Me hace un gesto para que me siente en una de las sillas frente a su escritorio. Cuando no lo hago, los dos tíos grandes del paseo en coche se ponen cada uno a mi lado.

Estoy en territorio peligroso, pero permaneceré en mi tierra. –Ten a tus perros entrenados lejos de mí–, le digo. Devlin les hace un gesto, y los dos chicos inmediatamente dan marcha atrás y bloquean la puerta de la habitación. Me pregunto cuánto les paga a sus perros guardianes.

Yamato todavía está en la habitación, un segundo en silencio al mando.

Devlin se inclina hacia atrás en su silla, evaluándome. –Así que tú eres Kim Taemin, este Yamato de aquí me ha estado contando mucho sobre ti. Dice que pasaste de los Yakuza. Audaz movimiento, Taemin, aunque supongo que si pones de nuevo un pie en Japón eres tan bueno como malo.

– ¿Es de lo que se trata todo esto?– Le pregunto. –Si te has afiliado a los Yakuza y te han dicho que te deshagas de mí, ¿por qué Mir me puso?

–Debido a que no voy a deshacerme de ti, Kim, –interviene Yamato –Te vamos a utilizar.

Esas palabras me dan ganas de atacar y de decirles a estos chicos que nadie me va a controlar o usar, pero me freno. Cuanto más hablen los chicos, más información podré conseguir.

–La verdad es que Kim, –Yamato dice: –estamos haciéndote un favor al no hacerte llegar de nuevo a los Yakuza en pedazos, y vas a hacernos un favor siendo nuestro chico bolsa.

Chico bolsa. Lo que quiere decir que tengo que ser su nuevo distribuidor de la calle, y aprovechar de buena gana la caída si me atrapan. Las drogas en mi taquilla fueron una prueba para ver si pasaba de Mir. Si lo hiciera, estaría vinculado con un soplón y probablemente estaría mintiendo en la morgue justo ahora. He demostrado que no soy un narco, por lo que ahora soy un producto valioso. Me recuerda al videojuego de Yoogeun, aunque este juego es letal.

Devlin se inclina hacia adelante. –Vamos a ponerlo de esta manera, Kim. Trabajas con nosotros, no tienes nada de qué preocuparte. Además de eso, vas a ser un chico rico. –Saca un sobre del cajón del escritorio y me lo pasa. –Echa un vistazo.

Recojo el sobre. Dentro hay un montón de billetes de cien yuanes, más de lo que he tenido en mis manos antes. Pongo el sobre de nuevo en su escritorio.

–Tómalo, es tuyo–, dice Devlin. –Ten en cuenta que una muestra de lo que puedes ganar conmigo en una semana.

– ¿Así que la familia Devlin se ha aliado con los Yakuza? ¿Cuándo sucedió eso?

–Yo me alío con cualquiera que me lleve a mi objetivo final.

– ¿Cuál es tu objetivo, dominar el mundo?– Bromeo.

Devlin no se ríe. –En este momento es traer los envíos que vienen de Japon y asegurarnos de que no se pierdan, si sabes lo que quiero decir. Kurazawa piensa que tienes lo que se necesita. Oye, no soy el jefe de una pandilla callejera que lucha por su territorio, el color de su piel o su maldita nacionalidad. Soy un hombre de negocios, gestiono una empresa. Me podría importar una mierda si eres negro, blanco, asiático, o mexicano. Demonios, tengo más rusos que trabajan para mí que el Kremlin. Mientras tú te beneficias de mi negocio, quiero que trabajes para mí.

– ¿Y si no quiero entrar?– Le pregunto.

Devlin mira a Kurazawa.

–Tu madre vive en Tokio, ¿no es cierto?– Kurazawa pregunta casualmente dando un paso adelante. Y tu hermano pequeño, también. Creo que su nombre es Sehun. Chico lindo. He tenido a un tipo vigilándolos desde hace unas semanas. Una palabra mía y las balas vuelan. Van a estar muertos antes de saber lo que les golpeó.

Arremeto contra Kurazawa, sin importarme que sea más grande.

Nadie se escapa de amenazar a mi familia. Se protege la cara con las manos, pero soy rápido y consigo un pedazo de él antes de que los dos tipos grandes agarren mis brazos y tiren de mí de inmediato. –Si le haces daño a mi familia, te arranco tu corazón de mierda con mis propias manos–, le advierto mientras lucho por liberarme.

Kurazawa acuna de la mejilla donde le he marcado. –No dejéis que se vaya–, ordena, a continuación, maldice contra mí en una mezcla de Chino y japones. –Estás loco, ¿lo sabías?

Sí. Muy loco, –le digo cuando uno de los hombres comete el error de aflojar su control para obtener un mejor agarre en mí. Le golpeo a distancia y lo mando a estrellarse contra un cuadro de la pared.

Cuando se quiebra y se rompe en el suelo tras el impacto, me dirijo a ver otros daños que puedo hacer para demostrar que no soy alguien que se va a reducir de nuevo por el miedo de que mi familia esté amenazada.

Otros dos tipos asaltan la habitación. Mierda. Soy fuerte y puedo darles una patada en el culo, pero cinco contra son malas probabilidades. Sin contar a Devlin, que está sentado en su sillón de cuero grande mirándonos al resto de nosotros como si lo hiciéramos únicamente para su diversión.

Me las arreglo para liberarme, a continuación, me mantengo durante unos minutos antes de que dos de los chicos se precipiten y me golpeen contra la pared. Estoy aturdido por el impacto cuando otro hombre comienza a golpearme. Puede ser que sea Kurazawa, o podría ser uno de los otros cuatro chicos. En este punto todo está difuminado.

Lucho contra ellos, pero cada golpe a mi estómago está tomando su peaje y duele como el infierno. Cuando conecta un puño con mi mandíbula una vez, luego dos, luego tres veces, noto la sangre. Me he convertido en su maldito saco de boxeo.

Reúno toda mi energía, ignoro el dolor intenso, y me libero.

Lanzándome hacia adelante, conecto duro con uno de ellos. No voy a irme sin luchar, incluso aunque no tenga ninguna posibilidad de ganar.

Mi ventaja es de corta duración. Me apartan del hombre y me empujan al suelo alfombrado. Si me levanto tal vez pueda hacer más daño, pero estoy siendo golpeado y pateado desde todos los lados y siento que mi energía se está desvaneciendo rápidamente. Un sólido, doloroso golpe en mi espalda me dice que uno de los chicos usa botas con punta de acero. Con mi última gota de energía, agarro la pierna de quien me está pateando. Él cae hacia adelante, pero no importa. No tengo nada bien. No hay lucha, no hay energía… sólo la perforación del dolor con cada movimiento que hago. Lo único que puedo hacer es rezar para desmayarme pronto… o morir. En este punto, cualquiera de las dos sería bienvenida.

Cuando dejo de pelear, Devlin grita para que paren. –Levantadlo–, ordena.

Soy forzado hacia la silla frente a Devlin, que sigue teniendo el aspecto de un director general en su traje sin arrugas. Mi camiseta está rasgada por varios lugares y he salpicado de sangre por todas partes.

Devlin sacude mi cabeza. –Considera esto por salir de los Yazuka y entrar en la familia Devlin. Eres un Devlin ahora. Sé que no me vas a decepcionar.

No respondo. Demonios, ni siquiera sé si podría responder, incluso si quisiera. Sé que no soy un Devlin y nunca será un Devlin.

–Aprecio tu espíritu, pero no te metas a mi casa o luches con mis chicos de nuevo o eres hombre muerto. –Sale de la habitación, pero no antes de ordenar a sus hombres que limpien su oficina antes de girarse.

Soy arrastrado de la silla. Lo siguiente que sé, es que estoy siendo empujado al asiento trasero de la camioneta.

–No luches contra mí o Devlin–, dice Kurazawa mientras conducimos de vuelta. –Tenemos grandes planes, y te necesito. Los chicos de Devlin no tienen las conexiones de Japón que tenemos nosotros. Eso nos hace valiosos.

No me siento demasiado valioso ahora mismo. Mi cabeza se siente como si estuviera a punto de explotar. –Para el coche, –ordena

Kurazawa cuando estamos a unas cuantas casas de distancia de la casa de los Do. Abre la puerta y me arrastra hacia fuera. – Asegúrate de cuidar a ese chico con el que estás viviendo. No me gustaría que le sucediera algo. –Se mete de nuevo en el coche y tira el sobre del dinero a mis pies. –Deberías estar como nuevo en una semana. Me pondré en contacto contigo entonces –, dice, y se va.

Casi no lo puedo soportar, pero me fuerzo a ir a la puerta de la casa de los Do. Apuesto que tengo el mismo aspecto que como me siento: como una completa mierda. Una vez dentro, trato de escabullirme a arriba para que nadie vea el caos sangriento que soy, intentando mantener la camisa contra mi boca para que no gotee sangre en la alfombra.

Me dirijo directamente hacia el cuarto de baño. El problema es que Kyungsoo está saliendo de él cuando trato de entrar.

Él fija la mirada en mí, jadea, y se cubre la boca con la mano. – Taemin! Oh, Dios mío, ¿qué ha pasado?

–Todavía me reconoces con la cara rota. Eso es buena señal, ¿verdad?

40. Kyungsoo

005C5Ejejw1eo5zg5x8bej315o0rsaf2

-Oye, chico… –, dice Taemin cuando estamos yendo a la tienda de mi madre unos minutos después.

Mis manos aprietan en el volante. –No me llames eso más–, le digo.

– ¿Cómo quieres que te llame, entonces?

Me encojo de hombros. –Lo que sea. Pero no chico. –Me inclino para encender el equipo, pero aún así no funciona. Agarro el volante más fuerte y me concentro en la carretera, incluso cuando estamos en un semáforo.

Taemin tiene las manos en alto. – ¿Qué quieres de mí? ¿Quieres que te diga mentiras, eso es lo que quieres? Bueno, voy a decirte una mentira. Kyungsoo, sin ti no soy nada. Kyungsoo, eres dueño de mi corazón y mi alma. Kyungsoo, cuando no estoy contigo siento que la vida no tiene sentido. Kyungsoo, Te quiero. ¿Es eso lo que quieres oír?

–Sí.

–Ningún chico que dice esas cosas, realmente lo dice porque significan eso para él.

–Apuesto a que tu hermano se lo dice a Lu Han y quiere decir eso.

–Eso se debe a que ha perdido todo el sentido común. Pensaba que eras el chico que no caería en mi mierda.

–No lo hago. Considero la posibilidad de que te deseo como mi novio real como un error de juicio –, le digo. –Pero estoy por encima de eso. No espero nada de ti de ahora en adelante, y me he dado cuenta de que no eres mi tipo en absoluto. De hecho, –le digo, mirándolo, – creo que llamaré a Wonsik. Quiere volver a salir conmigo.

Taemin alcanza mi bolso y saca el teléfono del bolsillo. Trato de arrebatárselo de la mano, pero es demasiado rápido. – ¿Qué estás haciendo?

–Concéntrate en el camino, Kyungsoo. No querrás tener en un accidente porque no estás prestando atención, ¿verdad?

–Guárdalo otra vez, –le ordeno.

–Lo haré. Tengo que comprobar algo primero.

En el siguiente semáforo, me inclino y cojo el teléfono de su mano.

Leo el mensaje de texto que Taemin acaba de enviar a Wonsik. 4Q. – No lo has hecho.

–Sí, lo he hecho. –Él está sentado hacia atrás, se ve muy satisfecho de sí mismo. –Puede que me lo agradezcas más adelante.

¿Agradecérselo? ¡Agradecérselo! Salgo de la carretera, cojo mi bolso, y lo balanceo como si fuera un mazo de guerra apuntando a la cabeza de Taemin.

Agarra el bolso antes de que le golpee. –No me digas que realmente querías salir con ese instrumento de nuevo.

–Ya no sé lo que quiero.

Vuelvo a la carretera, en dirección a la tienda de mi madre. Paro el coche y salgo, sin esperar a Taemin.

–Kyungsoo, espera. –Taemin gruñe cuando sale por la ventana. Lo oigo correr para ponerse a mi lado. –Voy a arreglar la puerta del coche aunque sea lo último que haga. –Se pasa la mano por el pelo. –Oye, si las cosas fueran diferentes…

– ¿Qué cosas?

–Es complicado.

Le doy la espalda. Si no me lo va a decir, no tiene sentido discutir.

–¡Hola, chicos!– Mi madre nos recibe en la parte delantera de la tienda, así que nuestra conversación es interrumpida. –Kyungsoo, he sacado los recibos desde el mes pasado hasta la semana pasada. Siéntete libre para conciliarlos. Taemin, ven conmigo.

Mientras me siento en la oficina y recuento los recibos y concilio los libros, escucho a mi madre explicarle a Taemin cómo separar las cajas de té suelto que acaban de llegar.

Alrededor de la una, mi madre asoma la cabeza por la puerta y me dice que me encuentre con ella en la sala de descanso para el almuerzo. Mi madre es ajena a la tensión que hay en el aire cuando nos sentamos en la sala de descanso. Espera que todo el mundo esté feliz y lleno de energía todo el tiempo, así que me pregunto cuándo va a notar que el cociente de felicidad en la sala está muy lejos.

–Tengo este de Teddy, el proveedor de fuera de la tienda–, dice mientras saca de una bolsa alimentos.

– ¿Qué es?– Taemin pregunta cuando le entrega uno.

–Perros orgánicos veganos.

– ¿Qué es un perro vegano?

–Un perrito caliente vegetariano–, dice. –Sin productos de origen animal.

Taemin desenvuelve su perrito caliente con incertidumbre.

–No te va a matar comer sano, Taemin, –le dice mi madre. –Pero si no te gusta, puedo salir y conseguir alimentos elaborados, si quieres.

Empiezo a comerme mi perro vegano. No me importa comer todo lo que hace mi madre saludable, pero definitivamente de vez en cuando me gusta la comida procesada.

Taemin muerde el suyo. –Está muy bueno. ¿Tienes algunas papas fritas para acompañarlo?

Casi me río cuando mi madre vuelca un montón de papas de color naranja en la parte superior de una servilleta. –Son papas dulces al horno. Con piel, para darte más fibra. Si no me equivoco, creo que también tiene omega 3 ácidos grasos.

–Me gusta comer sin pensar en lo que hay dentro–, dice Taemin mientras mastica.

Mi madre nos echa vasos de té helado de una jarra grande que hizo para nosotros. –Debes preocuparse por lo que sucede en tu cuerpo. Por ejemplo, este mezcla de té açaí, extracto de naranja y menta.

–Mamá, come, –le digo. Antes de que lo sepa, empieza una explicación completa de antioxidantes y radicales libres.

–Está bien, está bien. –Ella saca su perrito caliente y empieza a comer. –Entonces, ¿cómo fue la película de anoche?

–Fue bien –digo, esperando que no pida detalles porque no tengo ni idea de qué iba la película.

Coge una patata y muerde la punta. –Me pareció un poco violenta. No me gustan las películas violentas.

–A mí tampoco–, le digo. Taemin se queda en silencio. Siento su mirada en mí, pero no miro hacia arriba. Concentro mi atención en todo lo demás fuera de él.

Iris, uno de los empleados de fin de semana de mi madre, abre la puerta de la habitación de descanso. –Jian, tienes un cliente que te solicita específicamente. Parece como si estuviera en un apuro.

Mi madre toma el último bocado de su perrito. –El deber me llama.

Me levanto para salir también, pero Taemin se estira y se apodera de mi muñeca. Dios, como quiero que me tire hacia él y me diga que la pasada noche no fue un error. Que esta cosa entre nosotros no tiene por qué ser complicada.

–No eres tú, ya sabes. No he querido estar con una persona tan mal desde. . . –Su voz se apaga y deja ir mi muñeca.

– ¿Desde qué?– Le pregunto.

–No importa.

–Sí para mí.

Duda, como si no quisiera decir su nombre. Cuando por fin dice ‘Naeun’, no puede ocultar que todavía siente algo por ella. Su nombre rueda fuera de su lengua como si saboreara cada sílaba.

Definitivamente estoy celoso. No hay manera de que pueda competir con Naeun. Taemin, evidentemente, todavía la quiere. –Lo entiendo.

–No, no lo haces. Ayer por la noche me asusté como el demonio, Kyungsoo. Porque sentía algo que no he sentido…

–Desde Naeun –le digo.

–No voy a enamorarme tanto de una persona nunca más.

– ¿Así que se supone que todavía tengo que fingir estar saliendo contigo en la escuela?

–Sólo por un par de semanas más, hasta que Kibum decida seguir adelante. –Él me mira. –Entonces, podemos crear una falsa razón para romper. Hicimos un trato, ¿verdad?

–Verdad.

De vuelta en la oficina de mi madre, miro hacia abajo a los recuentos que están frente a mí. Los números están difuminados. Tirando mi lápiz a un lado, pongo mi cabeza en mis manos y suspiro.

Fui tan estúpido anoche al decirle a Taemin que me estaba enamorando de él. Definitivamente lo ahuyenté. Toda mi vida, hasta ahora, me he retenido. Y entonces conocí a Taemin, un chico que hace que tenga ganas de seguir adelante y no lamentarme un solo momento.

Cuando jugó al fútbol con mi hermano, y vi un atisbo de generosidad que sólo regala a unos pocos que cree que son dignos, supe que lo que ves no es necesariamente lo que obtienes cuando se trata de Taemin.

Al final del día lo encuentro en el cuarto de atrás, midiendo cuidadosamente los diversos ingredientes para las mezclas que hace mi madre en casa.

–Se me ha ocurrido una falsa razón por la que podríamos romper–, le digo.

–Golpéame con ella.

–Porque que todavía estás enamorado de Naeun.

Sus dedos se quedan completamente inmóviles. –Escoge otra cosa.

– ¿Cómo qué?

–No lo sé. Sólo otra cosa. –Pone los ingredientes de nuevo en los estantes. –Voy a ir a la tienda de carrocerías para hablar con Kai. Dile a tus padres que llegaré tarde a casa.

–Puedo llevarte–, le digo. –Me voy ahora, también.

Niega con la cabeza. –Quiero caminar. –Lo miro mientras se dirige a la puerta de atrás unos minutos más tarde, me ha dejado preguntándome si sólo quiere alejarse de mí tan rápido como pueda.

39. Taemin

287446305

He tenido cerca de dos horas de sueño esta noche. Cuando el sol me despierta, me lamento y me doy la vuelta para tratar de dormir más.

Es difícil hacerlo cuando toda la habitación está pintada del mismo color que el maldito sol. La próxima vez que esté en la tienda de hardware, necesito obtener un poco de pintura negra para oscurecer este lugar para que coincida con mi estado de ánimo.

Me acuesto sobre mi lado y mantengo la almohada sobre mis ojos. La siguiente vez que los abro, son las diez.

Llamo a mi madre, solo porque necesito escuchar su voz otra vez.

Dice que está intentando de conseguir billetes para hacernos una visita, y detecto un entusiasmo que no había oído en ella en años. Me acuerdo de que le dije a la señora D. que la ayudaría en la tienda hoy. Voy a enviar a mi madre el dinero extra que gane para que pueda añadirlo a los fondos para el viaje.

Después de ducharme, llamo a la puerta del dormitorio de Kyungsoo. No está aquí, así que me dirijo a la planta de abajo.

– ¿Dónde está Kyungsoo?– Le pregunto a Yoogeun, que está jugando a un juego de ordenador en la oficina del profesor.

Está ignorándome o no me oye.

–¡Eh, Racer!– Le grito.

– ¿Qué?– dice Yoogeun que sin darse la vuelta.

Estoy a su lado y echo un vistazo al juego del que es adicto. En la pantalla hay un montón de personajes de dibujos animados caminando en un parque. En la esquina de la pantalla pone: Artículos: cocaína, 3 gramos; marihuana, 7 gramos.

– ¿Qué clase de juego es este?– Le pregunto al niño.

–Un  juego de tráfico.

El chico es un jodido traficante de drogas cibernéticas. –Apágalo–, le digo.

– ¿Por qué?

–Porque es estúpido.

– ¿Cómo lo sabes?– Yoogeun me mira con ojos inocentes. –Nunca has jugado–.

–Sí, lo he hecho. –El juego de la vida real. Y eso es sólo porque tenía que hacerlo para sobrevivir. Pero Yoogeun tiene opciones en la vida, y no necesita traficar con drogas para sobrevivir. Ni jugar a un juego que lo simula cuando está en el jardín de infancia. –Apágalo, Yoogeun, o lo haré yo. No estoy bromeando.

Levanta la barbilla en el aire y sigue jugando. –No.

– ¿Cuál es el problema?– dice Do, entrando en la habitación.

–Taemin me ha dicho que tengo que apagar el juego. Papá, tú me has dicho que puedo estar en tu ordenador y jugar a un juego de negociación. Todos mis amigos juegan.

Señalo a Yoogeun. –Tu hijo y sus amigos son ciber-traficantes de drogas–, le digo a su padre.

Do abre los ojos ampliamente y se lanza a la pantalla. – ¿Vendedores de drogas? Yoogeun, ¿a qué estás jugando?

Salgo de la habitación cuando Do le dice Yoogeun que las drogas ilegales no son productos. Luego murmura algo acerca del control de los padres y la forma en que no se les puede sustituir y que debería haberlo supervisado de más cerca.

Deambulo fuera y encuentro a Kyungsoo trabajando en su coche, con las piernas y los pies sobresaliendo por la puerta del lado del conductor.

Estoy viendo cómo trabaja al revés, con la cabeza debajo del tablero, y un destornillador en la mano.

– ¿Necesitas ayuda?– Le pregunto.

–No, –dice él sin levantar la vista.

– ¿Puedo echarle un vistazo a la puerta? Tal vez pueda arreglarla.

–Está bien.

–No, no lo está. Está destrozada. No puedes ir así con ella para siempre.

–Mírame.

Me apoyo contra el lateral del coche. Y espero. Y espero. Si no sale en unos minutos me sentiré tentado a arrastrar su culo fuera.

Do sale de la casa. –Kyungsoo, ¿a qué hora vais a ir Taemin y tú a Hospitali- Tea?

–Tan pronto como pueda poner cinta a estos cables juntos, papá. No cooperan.

–Es probable que necesites soldarlos, –le digo, aunque en este punto queda bastante obvio que no quiere ninguna sugerencia que venga de mí.

–Avísame cuando estés listo para iros. Mientras tanto, tengo que hablar con Taemin. –Do curva un dedo hacia mí. –Nos vemos en mi oficina.

Él no se ve o suena muy feliz conmigo. La verdad es, que no debería estarlo. Anoche tuve mis manos llenas con su hijo.

Paso Yoogeun que está viendo algunos dibujos animados en el estudio en mi camino a la oficina del profesor.

– ¿Qué está pasando?– Le pregunto cuando me siento.

–Obviamente, esto no. –Me tira la camisa de la noche anterior. –Lo encontré en el suelo del estudio. Es obvio que hubo alguna relación sospechosa.

Vale, así que sabe que estuvimos haciendo el tonto. Pero al menos no ha encontrado la camiseta de Kyungsoo encima de mi camiseta.

–Si… un poco, las cosas se pusieron un poco calientes después de que tú y la señora D. salierais del estudio anoche –, le digo.

–Tenía miedo de eso. Jia y yo creemos en la comunicación abierta con nuestros hijos. Y aunque no eres uno de los míos, soy responsable de ti en este momento. –El profesor se pasa la mano por la cara y aspira una bocanada. –Uno pensaría que estoy preparado para esta charla. Hubo un tiempo en que fui adolescente e hice lo mismo en casa de mis padres. –Él mira hacia arriba. –Por supuesto, yo era un poco más diligente acerca de cómo ocultar las pruebas.

–No va a suceder de nuevo, señor.

– ¿El qué, dejar pruebas o perder el tiempo en mi casa con mi hijo? Y por favor corta la mierda de ‘señor’. Esta no es la milicia.

–Fui yo el  que le obligó, papá–, dice Kyungsoo, apareciendo en la puerta.

–No fue su culpa.

El profesor hace una mueca, cuando dice, –Se necesitan dos para bailar un tango. No estoy culpando o criticando. Sólo estoy hablando. Deseo que tu madre estuviera aquí para tener esta conversación. ¿Os habéis, eh, protegido a vosotros mismos por lo menos?

Kyungsoo gime, totalmente avergonzado. –Papá, no hemos tenido relaciones sexuales.

–Oh, –dice. – ¿no?

Sacudo la cabeza.

No puedo creer que esté en medio de esta conversación. Los padres japoneses no tienen este tipo de conversaciones, especialmente con los chicos con los que sus hijos pasan el rato. Primero patearían el culo del muchacho, y a continuación, harían las preguntas. Después de eso, prohibirían a su hijo salir sin una chaperon. No hay nada de esta mierda de ‘comunicación abierta’.

Siento que estoy en un programa  de auto-ayuda, y no estoy seguro de lo que tengo que decir. Tampoco estoy acostumbrado a que un padre quiera hablar sobre una mierda como esta. ¿Esto es normal, o esto sólo ocurre con los padres que resultan ser psicólogos que están tratando de reducir nuestro cerebro?

–No soy tan estúpido como para pensar que puedo evitar que hagas… lo que sea que vosotros dos estabais haciendo –, continúa Do. –Pero yo soy el que establece una nueva regla: no hay más negocio del mono entre vosotros dos bajo mi techo. Si puedo hacer que sea más difícil para vosotros, tal vez toméis mejores opciones. Y yo también os digo, como tu padre, Kyungsoo, y como tu tutor, Taemin, que permanezcáis vírgenes hasta casaros. –Él se sienta en su silla y nos sonríe, poderosamente satisfecho de sí mismo por decir la última frase. Lástima que este debate es un par de años demasiado tarde, al menos para mí.

– ¿Eras virgen cuando te casaste?– Le pregunto, desafiándolo.

Inmediatamente su sonrisa se desvanece.

–Sí, bueno, bueno, um… cuando era adolescente eran tiempos y edades muy diferentes. Los adolescentes de hoy son más inteligentes y más educados. Hay enfermedades incurables… y peligros para la pareja si no estáis en una relación seria, monógama y comprometida. –Nos señala con el dedo a los dos. –Y no os olvidéis de la gran palabra e.

No puedo dejar de reír. ¿Perdón? – ¿La palabra e?

–¡Embarazo!– El profesor reduce sus ojos en mí. –No estoy listo para ser un abuelo por un largo, largo, largo, largo tiempo.

Pienso en mi madre, que se quedó embarazada de Kai cuando tenía diecisiete años. Mi madre me hizo prometerle que siempre usaría condón si alguna vez estuviera físicamente con una persona, nunca ha querido que uno de sus hijos termine como ella y mi padre. Diablos, incluso me escondió algunos condones en la ropa interior como recordatorio.

Ayer por la noche asusté la mierda fuera de mí. Porque mientras que siempre he tenido la cabeza bien puesta en lo que respecta a la protección de mí mismo y la persona con la que estoy, no puedo decir que hubiera sido capaz de detenerme anoche a pesar de que no tenía una preservativo a mi alcance. Y no lo hubiera desaprovechado. Si no hubiera tenido miedo de la casi muerte por los disparos procedentes de la televisión, Kyungsoo y yo podríamos estar teniendo una charla muy diferente profesor ahora mismo.

–Papá, sabemos todo eso–, Kyungsoo dice.

–No perdéis nada con tener una charla recordatoria, teniendo en cuenta el hecho de que la camiseta de Taemin estaba tirada en el suelo del despacho esta mañana.

Cuando le enseño la camiseta para que sepa de lo que está hablando, Kyungsoo suelta con sorpresa un: –Oh.

Do comprueba el reloj de su escritorio. –Tengo que irme antes de que Yoogeun desarrolle TDA por ver demasiada televisión. –Pone sus manos como si estuviera a punto de darme una ofrenda. –Taemin, ¿estamos en completo entendimiento?

–Sí, –le digo. –Siempre y cuando no sea en tu casa y no sepas sobre ello, estás bien con que nos enredemos.

–Sé que estás bromeando conmigo. Estás bromeando conmigo, ¿no?

–Tal vez.

Kyungsoo camina por la habitación. –Papá, sí estaba bromeando.

El profesor cuenta de cada palabra en los dedos y me da una mirada nivel. –No te olvides de… (1) seria, (2) monógama, (3) relación comprometida, (4) no bajo mi techo, y (5) confianza.

–Y no te olvides de (6) la palabra e–, le recuerdo.

Él asiente con la cabeza. –Sí. La palabra e. Un día en el ejército, Taemin, y patearían tu chulería por la ventana.

–Lástima que no estoy pensando en inscribirme.

–Eso es demasiado malo. Si alguna vez te inscribes y pones tanta energía en ser un buen soldado como lo haces tratando de tener una actitud de mayor de edad, llegarías lejos. Estoy tentado de poner algo de color rojo dentro de la lavandería para que tu ropa interior se vuelva rosa. Sería un pequeño recordatorio de nuestra charla de hoy.

Me encojo de hombros. –Eso está bien. No uso ropa interior, – miento.

–Fuera, chico listo, –me pide, espantándome hacia la puerta. Creo su boca se curvado, entretenido por mi respuesta, pero desaparece rápidamente.

–Vosotros dos, fuera de mi oficina. Y vamos a mantener esta conversación sólo entre nosotros. Ahora moved el culo hacia Hospitali-Tea. Mi esposa está esperando para poneros a ambos a trabajar hoy. No os detengáis por el camino –, dice en voz alta cuando estamos en el pasillo. –Voy a llamar allí en quince minutos para asegurarme de que habéis llegado.

38. Kyungsoo

B7JBe_ICYAAfcMJ

Me siento en la habitación y repaso en mi cabeza lo que ha sucedido esta noche. Por mucho que me he dicho a mí mismo que perder el tiempo con él no haría nuestra relación seria, me esperaba otra cosa.

Sabía exactamente lo que estaba haciendo, y el hecho de que haya salido por la culata acaba de traer a casa el hecho de que Taemin tiene razón. No es material de novio. Él sólo quiere una persona que se quite la ropa para él sin un compromiso o promesa.

Él quiere un chico como Kibum.

He hecho el tonto completamente esta noche. Pensar que compartir mi cuerpo con él le haría cambiar era una estupidez. ¿De verdad creía que una conexión física increíble entre nosotros podría hacer que quisiera una relación permanente conmigo? De hecho si lo hice.

Cuando nos besamos esta noche fue perfecto. Era todo lo que quería, esperaba y deseaba. Tan pronto como acunó mi cara entre sus manos, estuve perdido. Sabía que nada de lo que había hecho o podía haber hecho con Wonsik nunca podría competir con la intensidad de lo que Taemin y yo compartíamos.

Ahora todo eso se ha roto, porque Taemin me ha apartado. Después de eso, mi lengua se sintió pesada y cada palabra que pronuncié salió como un tartamudeo.

Oh, estoy más allá que avergonzado. ¿Cómo le voy a mirar a la cara por la mañana? Peor aún, ¿cómo voy a enfrentarme a mí mismo?

37. Taemin

Sus palabras resuenan en mi cabeza. Confío en ti. Es la primera persona que alguna vez me ha dicho eso. Incluso Naeun me dijo que tenía que ganarme su confianza cuando nos conocimos, porque ella pensaba que yo era un jugador. Y aquí está Kyungsoo, un chico que sabe que nunca voy a ser su caballero de brillante armadura, regalándome su confianza sin vacilar. Me monta a horcajadas, con sus labios húmedos de nuestros besos. Es una locura que piense que voy a hacer lo correcto.

Mis manos están todavía sosteniendo su cara. Respeto demasiado a este chico como para ser deshonesto. –No confíes en mí.

Un rubor de color rosa sube por sus mejillas mientras llega detrás de su cabeza y tira la gorra fuera de su pelo. –Pero lo hago.

Él sacude su pelo. Cae en una cortina sobre su frente. Nunca he visto nada más sexy en mi vida, y él ni siquiera está desnudo todavía.

¿Todavía? ¿En qué estoy pensando? No voy a desnudarlo. Quiero hacerlo. Demonios, me encantaría deshacerme de las capas y estudiar las curvas de su cuerpo con mis ojos y manos. Mi cuerpo dice ¡A por ello! Tú quieres. Él quiere. ¿Cuál es el problema?

El problema es la maldita palabra… confianza.

Él confía en mí.

Cierro los ojos y los aprieto. ¿Qué puedo decir para probar que soy el chico malo que él conoce? Es estúpido por confiar en mí. Voy a tomar ventaja de él en cada oportunidad que pueda, pero ¿cómo puedo demostrárselo a él?

Saber que estoy listo para llevar esto al siguiente nivel podría asustarlo. Me acerco y me apodero de su trasero, luego me oprimo contra él de una manera que no confunda mi intención.

El problema es que él comienza a moverse conmigo. Maldita sea.

Esto no es bueno. Definitivamente tiene poder sobre mí. Había prosperado en el control, pero ahora lo he perdido totalmente.

Lo tiro hacia mí y presiono su cuerpo contra el mío, mis manos suben y bajan por su espalda. Nuestra fuerte respiración está llenando la sala. Me alegro de que la película siga enmascarando los sonidos que estamos haciendo.

Me inclino hacia atrás y miro la cara de la confianza.

–Tienes que parar antes de que esto se nos vaya de las manos, porque yo no lo haré. –Estoy ignorando el hecho de que ya se nos ha ido de las manos y él no parece en lo más mínimo listo para parar.

Él se aquieta y presiona su mejilla a la mía. –Soy virgen–, susurra en mi oído como si fuera un secreto que sólo va a compartir conmigo.

¡Oh, demonios!

Inclino mi cabeza hacia atrás en el sofá y le digo la verdad. –No estás actuando como tal.

–Eso es porque eres tú, Taemin. Solo tú haces que sea así.

Cambio de poder. No debería haber dicho eso. Ahora sé que tengo el control, si no físicamente, al menos mentalmente. Darme de nuevo el control no es sabio por su parte.

Estoy levando a este chico a la zona de peligro, pero ahí es donde estoy acostumbrado a pasar la mayor parte de mi vida. Mis manos se mueven por su cintura.

–Quítate la camisa, chico.

Sus manos van a la parte inferior de la camisa. La anticipación de ver lo que se esconde debajo, me hace contener la respiración. Lo miro a la cara, sus ojos están llenos de incertidumbre y algo más que me niego a reconocer.

En un movimiento rápido, saca la enorme camiseta por su cabeza y revela un cuerpo para matar o morir. O las dos cosas.

–No tengo un cuerpo como el de Kibum–, dice tímidamente, con las manos cruzando la parte central en un esfuerzo por ocultarla.

– ¿Qué?

–No soy flaco.

Flaco para mí es equivalente a cuerpo falso o sin cuerpo. Necesito una persona a la que pueda agarrar bien y no tener miedo de romperla.

Retiro suavemente sus manos y las mantengo ligeramente a los costados. Me inclino hacia atrás y miro, completamente atónito, a su Torso y sus pezones rosados. Él no tiene nada de qué avergonzarse. Este chico tiene algo que enciende y no tiene ni idea de que tiene mejor cuerpo que Kibum, manos abajo.

Kyungsoo tiene curvas donde Dios quiso que estuvieran, y tengo ganas de acariciarle esas curvas y memorizar cada centímetro de él. Me siento el chico más afortunado de la tierra. – Anata wa utsukushīdesu… eres hermoso.

Sus ojos se echan a la baja. –Mírame, chico. –Cuando lo hace, repito,

Anata wa utsukushīdesu.

– ¿Qué significa?

–Eres hermoso.

Él se inclina hacia adelante y me da pequeños besos en los labios. – Tu turno–, susurra, a continuación, se muerde el labio inferior mientras espera que me quite la camiseta.

De inmediato lanzo mi camiseta a un lado.

– ¿Puedo tocar?–, Pregunta, como si no fuera el dueño completo de mi cuerpo en este momento.

Tomo su mano en la mía y la guío por mi piel desnuda. Cuando la dejo ir para que pueda explorar por su cuenta, sus dedos caminan lentamente arriba y abajo por mi pecho. Cada toque chamusca mi piel de adentro hacia afuera, y cuando sus dedos permanecen en el tatuaje que asoma por mi vaqueros y se sumerge por la cintura, es casi mi perdición.

– ¿Qué dice eso?– me pregunta mientras traza ligeramente uno de mis tatuajes.

–Rebelde–, le digo. Mis dedos se hunden en su pelo y la inclina hacia mí. Necesito probarlo otra vez. Necesito sentir sus suaves labios en los míos. Empezamos a hacer como si fuera la primera vez y tal vez la última, nuestro aliento y nuestras lenguas chocan casi con desesperación.

Mientras continúa su exploración, concentro toda mi atención en él. Deslizo mis manos por sus hombros lentamente. Él se inclina hacia atrás y no puedo imaginar una imagen más sexy o un chico más sexy que el que está sentado sobre mí. Mi pulso se acelera con caliente anticipación cuando deslizo mis manos por sus lados.

Sus dedos se quedan quietos cuando mis manos tocan los lados de su cintura y las deslizo hacia arriba hasta que los pulgares están en la curva de su pezon. Nada me había preparado para la oleada de emociones que estoy sintiendo en este momento cuando miro a los ojos chispeantes de Kyungsoo.

–Creo que me estoy enamorando de ti–, dice él en voz tan baja que podría ser mi imaginación, entonces escucho el sonido de disparos.

¡Pop! ¡Pop! ¡Pop!

En un frenesí de pánico, tiro a Kyungsoo en el sofá y me pongo encima de él para salvarlo del peligro.

Miro hacia arriba, confuso. Espera, no hay nadie en la habitación además de nosotros. ¿Qué demonios?

Miro la pantalla del televisor y veo al héroe de la película de pie sobre el cuerpo de un hombre muerto con sangre que sale de su pecho. Los disparos venían de la televisión.

Miro hacia atrás a un aturdido, asustado, medio desnuda Kyungsoo.

–Lo siento– le digo, alejándome de él y pasándome al otro lado del sofá. –Lo siento. Solo ha sido la televisión. –Mi corazón está latiendo más rápido que un tambor en un concierto de rock. Cuando he escuchado los disparos habría hecho cualquier cosa para proteger su vida. Incluso si eso significa sacrificar la mía. La idea de perderlo de la misma forma que perdí a mi padre y casi perdí a Kai es demasiado.

Estoy prácticamente hiperventilando por ese pensamiento.

Joder.

He roto la regla número uno: nunca involucrarse emocionalmente.

¿Qué ha pasado con eso de pasar el tiempo sólo con personas que nada más quieren un buen rato? La palabra ‘amor’, o el equivalente en chino, –amor, no está en mi vocabulario. Yo no soy material de novio. Si quieres amor y compromiso, no llames a mi puerta. Tengo que salir antes de que sea más intenso.

–Está bien. –Se sienta y se inclina hacia mí, su cuerpo es muy pequeño. No puedo pensar con claridad cuando siento el calor de su cuerpo penetrar el mío. Me siento claustrofóbico y atrapado. Tengo que salir de aquí.

Me aparto suavemente de él por lo que hay distancia entre nosotros.

–No, no está bien. Esto no está bien. –Mi reacción a los disparos pone todo de nuevo en perspectiva. No puedo hacer esto con Kyungsoo. Aprieto mis manos contra mis ojos y exhalo un suspiro de frustración.

–Cúbrete –digo, a continuación, recojo su camisa.

Cuando le tiro la enorme camiseta, me digo a mí mismo de evitar encontrarme con su mirada. No quiero ver el dolor en sus ojos sabiendo que he sido yo el que lo ha puesto ahí.

–Yo q-q-quería e-e-esto–, tartamudea con voz temblorosa. –Y-y t-ttú, t-t-también.

Mierda. Ahora está tan sentimental que difícilmente puede decir una palabra sin obstáculos por todas partes. Sería mejor para él odiarme que enamorarse de mí.

–Sí, bueno, quiero a una persona que folle conmigo, no que me declare su amor eterno.

–Y-yo n-n-n-no…

Levanto una mano, deteniéndolo. Sé lo que va a decir, que nunca ha dicho que esto se convertiría en algo más. –Has dicho que te estabas enamorando de mí, y eso es lo último que un tipo como yo necesita escuchar. Admítelo, Kyungsoo. Las personas como tú quieren cortarle los cojones a los chicos y colgarlos fuera en su espejo retrovisor.

Estoy divagando como un completo pendejo, las palabras salen de mi boca sin que yo siquiera piense en lo que estoy diciendo. Sé que le estoy haciendo daño con cada palabra. Prácticamente me está matando a hacerle esto a él, pero necesita saber que no soy el que va a estar ahí para cogerlo cuando se caiga. Todavía tengo que hacer frente a Devlin, y yo podría no volver con vida. Lo último que querría es que Kyungsoo estuviera de luto por alguien que en primer lugar, no merecía su amor.

–Podemos ser amigos–, le digo.

– ¿Amigos que pierden el tiempo, sin ninguna emoción?

–Sí. ¿Qué hay de malo en eso?

–Yo quiero más.

–No va a pasar. ¿Quieres más? Ves a buscar a otro bobo. –Me dirijo hacia la puerta, necesito alejarme de él antes de que me arrodille y le suplique que me lleve de vuelta a sus brazos y que terminemos lo que empezamos. Cuando lo dejo, trato de empujar todas las imágenes de él fuera de mi cabeza. Gorda posibilidad a corto plazo.

De vuelta en mi habitación, me siento en la cama. No sirve de nada tratar de conciliar el sueño. Sé que no va a suceder esta noche.

Sacudo la cabeza, preguntándome cómo me he metido en este lío.

Dejarlo en esa habitación ha sido la primera cosa desinteresada que he hecho desde que llegué a beijing.

Y me siento como una completa mierda.

36. Kyungsoo

B7FAxNACAAA1qC9

Realmente tengo la intención de hacer la pregunta como una hipótesis. No he querido decirlo para que Taemin se atragante con sus palomitas, como lo está.

– ¿Estás bien?– Le pregunto cuando tose repetidamente.

Taemin me mira como si fuera la persona más loca del planeta. – ¿Por qué diablos les preguntas eso?

–Porque quiero saber la respuesta.

Puedo decir que mis padres están tratando de comunicarse telepáticamente entre sí para llegar a una respuesta.

–Bueno… –mi madre comienza. –Um…

–Lo que tu madre está tratando de decir, –mi padre interviene, –es que fuimos adolescentes una vez, también, por lo que entendemos que la experimentación es una parte normal del crecimiento. . .

–Y sabéis que siempre tenéis que respetaros a vosotros mismos y a vuestros cuerpos, –dice mi madre. Sospecho que no está respondiendo a la pregunta con utilidad.

–Sí, mamá.

Mi padre coge el mando de la televisión. –Bueno, ahora que eso está arreglado, ¿qué película has elegido?

Me pongo un poco tímido, cuando digo, –West Side Story.

Vemos la película, pero de vez en cuando Taemin se ríe, como si algunas de las partes fueran ridículas para él. Al final, estoy llorando tanto que Taemin me tiene que pasar un pañuelo de la mesita del extremo más cercano a él.

–Pásame uno también, –mi mamá dice sorbiendo por la nariz. –Lloro cada vez que veo esta película.

–No me gusta el final–, declaro a todos en la sala cuando saco la película del reproductor y la reemplazo por otra.

Mi padre se da la vuelta para hacer frente a Taemin. – ¿Qué puedo decir? Mi mujer quiere un final feliz.

Mi madre, con el pelo recogido con un clip como una adolescente, mira a mi padre. – ¿Qué hay de malo con un final feliz?

–No son realistas–, dice Taemin.

–Con esa observación… Me voy a la cama. Estoy derrotado, –dice mi padre, y luego se queja y se estira cuando se levanta de su silla. – Estos viejos huesos no pueden mantenerse más allá de la medianoche. Nos vemos todos por la mañana.

Mi madre le dice, –Subiré dentro de un rato.

Todos estamos de acuerdo en comenzar otra película. Esta vez se trata de una película de acción que probablemente le guste a Taemin.

Diez minutos después, mi madre bosteza. –Soy más joven que tu padre, Kyungsoo, pero no puedo quedarme hasta pasada la medianoche mucho más, tampoco. Me voy a la cama. –Se levanta para irse, pero antes de doblar la esquina, detiene la película y mueve su dedo índice hacia nosotros. –Confianza y respeto. –Dice esas palabras bien escogidas, a continuación, le tira Taemin el mando a distancia antes de desaparecer.

–Tu madre sabe cómo matar el estado de ánimo–, dice Taemin arrastrando las palabras.

A medida que continuamos viendo la película, miro a Taemin un par de veces. Puedo decir que está en la película debido a que sus facciones están relajadas, al contrario de su apariencia tensa habitual.

Una vez me pilla mirándolo. – ¿Quieres un poco de agua?–, me pregunta.

–Claro.

Desaparece en la cocina, a continuación, vuelve a aparecer a los pocos minutos con dos vasos de agua helada.

Está oscuro, excepto por el resplandor de la televisión. Sus dedos rozan los míos cuando me pasa el vaso. No sé si él lo ha sentido, pero no puedo ignorar la reacción de mi cuerpo al tacto suave de su mano rozando la mía. No es como esta mañana después del partido, donde lo ha hecho para enseñar.

Duda, luego sus ojos encuentran los míos. Está oscuro, estamos sólo nosotros, y nada me gustaría más que decirle que quiero sus manos sobre mí, por todos lados, a pesar de que ya ha dicho que mi madre le ha roto el estado de ánimo.

Confianza y respeto. Confío en que Taemin no va a hacerme daño físicamente, pero emocionalmente no. Inmediatamente corto la conexión y rápidamente alzo la copa a mis labios para beber el agua fría, porque si no podría sentir la tentación de pedirle que me besase otra vez y me obligo a no pensar en las consecuencias.

Sin hablar, facilita su cuerpo sin grasa recostarse en el sofá. Nuestros muslos casi se tocan, y mientras se reproduce la película aún, en todo lo que puedo pensar es en él.

El héroe se ha quedado atascado en un almacén con una bella mujer rubia. Él sospecha que podría ser una de los chicos malos, pero no puede resistirse a ella y empiezan a hacerlo.

Taemin se mueve, se aclara la garganta, y luego toma otro trago de agua. Luego otro. Y otro.

Me pregunto si la escena le recuerda a mi fantasía detallada acerca de nosotros. Tomo una respiración lenta, profunda y trato de mantener mi mente en la película y no en el hecho de que nuestras rodillas se están tocando.

Un rato más tarde lo miro. Parece que podría estar durmiendo, pero no estoy seguro.

– ¿Taemin?– Digo tentativamente.

Abre los ojos, profundados negro brillante por la luz del televisor. La pasión y el deseo son evidentes en su mirada. – ¿Sí?

– ¿Estabas durmiendo?

Él se ríe. –No. No por un tiro largo. Sólo estaba tratando de convencerme de no tirarme sobre ti.

La película queda olvidada, empujo a un lado mis temores y decido poner a prueba lo que tenemos juntos. Me levanto del sofá para cerrar la puerta de la sala y la bloqueo, dándonos privacidad.

–Has cerrado la puerta–, dice.

–Ya lo sé.

No soy bueno con las palabras, y si intento decirle algo, probablemente tartamudee y rompa el estado de ánimo. Si no puedo decirle lo que siento eficazmente, puedo mostrárselo. De repente me doy cuenta de que confío en este chico, aunque no sé si él confía en sí mismo.

Arrodillándome a su lado en el sofá, levanto lentamente una mano temblorosa hacia su cara. Mis dedos trazan diseños al azar por la barba que le está creciendo en la mandíbula. Su respiración se corta en respuesta.

–Kyungsoo…

Pongo mis dedos en sus bonitos y gruesos labios y lo interrumpo. – Shh.

– ¿Estamos… a punto… de meternos en… problemas? –, pregunta.

Me inclino hacia delante. Sus palabras se desvanecen por lo cerca que están mis labios de los suyos. Pongo mis manos en su pecho y tiro de mí mismo contra su cuerpo duro mientras me muevo más cerca.

Y más cerca. Puedo sentir el calor tibio de su aliento mezclándose con el mío y no puedo aguantar más. –En un montón de problemas–, le digo. Sé que no puede esperar que sea permanente, pero quiero mostrarle lo que la intimidad con una emoción real puede ser.

Cuando mis labios tocan los suyos lo más mínimo, un tranquilo gemido escapa de su boca. Su corazón late rápido contra la palma de mi mano. El dulce sonido de nuestros labios separándose y uniéndose de nuevo está derritiendo mis entrañas. Está permitiéndome tener el control, manteniendo sus manos a los lados, pero cada vez que aflojo mis labios para separarlos unos segundos más tarde, comienza a respirar con más fuerza.

–Déjame probarte–, susurra.

La próxima vez me voy a mojar la cabeza, le beso suavemente un par de veces, entonces reúno el valor suficiente para abrir la boca y profundizar el beso. Obtengo un aumento de energía cuando nuestras lenguas se encuentran por primera vez, húmedas y resbaladizas y, oh, quiero más.

El sonido de la película ahora solo es un ruido blanco de fondo.

Acuna mi cara entre sus manos y me obliga a mirarle a sus ojos oscuros, sexys llenos de pasión y deseo. –Estás jugando un juego peligroso, chico.

–Lo sé. Pero confío en ti.